Llegó a Hollywood como una joven promesa, pero su trayectoria fue muy desafortunada y acabó relegada a papeles secundarios y problemas de salud mental
Julia Roberts ya había comenzado a hacer sus primeros pinitos en Hollywood y llamado la atención de la industria con sus papeles en Mystic Pizza (1988) y Magnolias de acero (1989) cuando recibió la oportunidad que le cambiaría la vida: protagonizar Pretty Woman junto a Richard Gere, una de las películas más famosas de los 90 y la que supuso el empujón definitivo a su prometedora carrera.
No sabemos cómo hubiera continuado la carrera de Roberts si no se hubiera convertido en la icónica Vivian Ward, pero lo que sí sabemos es que, antes de que la actriz fuese elegida para el papel, hubo otra actriz que previamente lo había rechazado.
Esa actriz fue Emily Lloyd, una actriz británica tres años menor que Julia Roberts que tenía una prometedora carrera por delante. La intérprete había obtenido el que sería su papel revelación solo unos años antes, en la película de 1987 Si estuvieras aquí, y había recibido grandes elogios, así que con solo 17 años se había mudado a Hollywood en busca de oportunidades.
Como ella misma contó en un artículo que ella mismo escribió para Daily Mail, en sus primeros años allí tuvo la oportunidad de conocer a mucha gente e incluso estuvo reunida con el mismísimo Steven Spielberg, quien le ofreció algunos consejos:
“Steven Spielberg me pidió que me reuniera con él en sus oficinas de Amblin Entertainment. Como un tío amable, me dijo que había visto la película y que le había encantado mi actuación. Me dijo que no me dejara absorber demasiado por la industria. ‘Mantente joven’, me aconsejó. ‘Diviértete. Sé una niña y ve a Disneylandia'”.
Lloyd consiguió el papel protagonista en Mi Rebelde Cookie frente a numerosas actrices, que algunas acabaron siendo estrellas, y en general empezó con buen pie, pero en 1990 rechazó protagonizar Pretty Woman. En aquel momento, la joven se había comprometido para otro papel en Sirenas, pero tuvo la mala suerte de ser sustituida. Al final, Emily Lloyd se quedó sin las dos películas, pero lo peor fue que su despido fue una experiencia de lo más desagradable.
“Cuando empezó el rodaje de Sirenas, llegó Cher, a quien habían elegido para interpretar a mi madre. Tenía un ego tan grande como su pelo. Me miró fijamente a través de sus ridículas gafas de sol durante un buen rato y finalmente gritó: ‘No te pareces genéticamente a mí»'”, recordaría la actriz. “Pensé que era un poco exagerado. La miré y le dije: ‘Bueno, no te pareces genéticamente a ti’. Era improbable que conectáramos después de eso. Despidieron al director, al parecer por insistencia de Cher. Unas semanas después, a mí también me dijeron que ya no me necesitarían. Winona Ryder, con su pelo al estilo Cher, me sustituyó”.
La actriz, que describiría el comento como “una bofetada” no se quedó callada y sus abogados demandaron con éxito a la productora ” por incumplimiento de contrato, daños mentales, dolor y sufrimiento nervioso”. La justicia falló a su favor, pero la reacción fue dura: “Los supuestos expertos salieron a relucir en los periódicos para profetizar cuánto sufriría por morder la mano que me alimentaba”.
Posteriormente, la actriz también sería despedida de Maridos y mujeres de Woody Allen y fue sustituida en Tank Girl. Mientras, sus problemas de salud mental se agravaron y su prometedora etapa quedó atrás, quedando relegada a papeles más secundarios. En la década de los 90 y primeros 2000 siguió trabajando, pero cada vez le costaba más encontrar trabajo. Hace más de una década que dejó de actuar.