¿Qué era lo que más indignaba a Dale Dye como veterano de las películas bélicas?
La guerra ha sido retratadada en el cine desde sus albores, y siempre con más o menos fidelidad a los hechos reales. Aunque para el veterano Dale Dye, todas eran irreales, “todas me cabreaban”, decía. Dye se lo podía permitir: pasó veinte años en el Cuerpo de Marines de los EE. UU. donde sirvió en el Sudeste Asiático y en Oriente Medio desde el año 1964. Además, era un consumado cinéfilo. Y su género favorito, el bélico.
Deformación profesional, llamadlo si queréis, pero a Dye esa irrealidad con la que retrataban las guerras en el cine le cabreaba mucho. Cuantas más películas bélicas veía, de cualquier país, en cualquier idioma, más se enfadaba. Porque, sí, podían acertar en algunos aspectos, como el técnico, la logística, los uniformes y las armas…pero no se sentía real.
¿Qué pensaba Dale Dye de las películas de guerra? Pues que sus historias eran muy cliché, los actores no tenían un comportamiento similar al de los soldados de verdad, no hablaban como ellos y los combates se sentían forzados y carecían de la brusquedad e, incluso, de la violencia de la contienda real.
Harto de que el cine bélico no reflejara la realidad que él vivía cada día, una vez dejó el cuerpo en la década de los ochenta, decidió ofrecer su asesoramiento profesional a los directores de cine. Y aunque al principio Hollywood no atendía sus consejos con demasiada confianza, ahora, Dye es una figura muy poderosa en la industria del cine norteamericano. Es el propietario de Warriors, Inc., la principal consultora militar de la industria del entretenimiento.
Lo más importante para Dye es que la guerra se sienta real, y eso incluye sus ‘defectos’. “Me gusta mostrarla con todos sus defectos, no se trata de ondear la bandera ni de tratar de aparentar que todos los soldados son héroes”.

HBO
¿En qué películas célebres se ha notado la mano de Dye? Pues, por ejemplo, en Platoon o en Salvar al soldado Ryan, además de las miniseries Band of Brothers y The Pacific. Los videojuegos tampoco le son ajenos: la legendaria saga bélica Medal of Honor lleva el sello de aprobación de Warriors, Inc.
Su compromiso llegó a tal punto que ofrecía a los actores un ‘campo de entrenamiento’ para que pensaran y actuaran como soldados rasos. El primer cineasta que le dio la oportunidad de aportar su experiencia fue Oliver Stone en Platoon. Y aunque lo más relevante ya lo hemos dicho, es decir, llevarse a los actores principales a un ‘entrenamiento militar’ durante un mes, donde Dye les limitó la comida y el agua, y por la noche disparaba balas de fogueo para mantenerlos despiertos, también aportó ideas como que se pusieran los paquetes de tabaco en los cascos y metieran las placas de identificación en las botas.
Gracias a Platoon, que se convirtió en un fenónemo instantáneo del cine bélico, la carrera en el cine de Dye se disparó e, incluso, ahora prepara su propio proyecto cinematográfico: la película No Better Place to Die. Según el propio Dye, con esta película, que seguirá a un grupo de paracaidistas que defendieron el puente de La Fière en la Batalla de Normandía, quiere capturar la intensidad del desembarco aéreo y lograr lo que Salvar al soldado Ryan logró con su mítico e icónico asalto a la playa.
Que consiga llevar a buen puerto este trabajo depende de que consiga la financiación adecuada para ello. Mientras, los amantes del cine bélico pueden estar tranquilos: el cine bélico estará en buenas manos.