En ‘Kill Bill vol.2’ llegó a añadir una línea sobre el sombrero porque lo odiaba con toda su alma
Harvey Weinstein no soportaba hacer películas largas. En su cabeza de productor que buscaba el beneficio más que el arte, tenía sentido: cuanto más corta fuera, más pases se podrían hacer y, por tanto, más entradas se podrían vender. Es bien sabido que el malvado productor destrozó películas como Mimic, 54, La otra cara del crimen o Fanboys, y estuvo a punto de pasar la tijera por la obra maestra de su amigo Quentin Tarantino, Kill Bill, porque solo veía dos opciones: o recortarla hasta que perdiera el sentido, o lanzarla dividida en dos. Hizo lo segundo, como todos sabemos, y triunfó. Vaya que si triunfó.
Matemos ese sombrero
La producción de Kill Bill está repleta de anécdotas, secretos y referencias, desde ese granito de arena que Tarantino dejó para hacer un posible volumen 3 en el futuro hasta el retraso que el director impuso al equipo cuando Uma Thurman se quedó embarazada, comparando su importancia en la película con la de Marlene Dietrich. Uno de los momentos del rodaje más curiosos y que han quedado para la historia tiene como protagonista al recientemente desaparecido Michael Madsen… y un sombrero.
Resulta que, durante los ensayos, Madsen llevaba su propio sombrero. Tarantino, que lo aborrecía, se acercó a decirle “¿No pensarás llevar ese sombrero en la película, verdad?”. No pensaba hacerlo… hasta ese momento, en el que alguien se opuso a él. En el momento de rodar, el director le pidió que lo llevara puesto durante una escena, en el bar, con Larry Bishop. ¿El motivo? Tarantino ha escrito una nueva línea de diálogo que Madsen no conocía: “Ese puto sombrero. Quiero que te dejes esa mierda de sombrero en casa”.
El actor estaba convencido de que la idea salió de Bishop y Tarantino pero, aunque algunas fuentes sugieren que fue improvisado, lo cierto es que estaba en el guion, y la respuesta del actor estaba más que ensayada. Eso sí: no la habríamos tenido sin el sombrero de cowboy más feo posible.