La película más taquillera de 1990 ha dejado una huella imborrable en el corazón de los espectadores
Estrenada en 1990 bajo la batuta de Jerry Zucker y con Patricia Swayze, Demi Moore y Whoopy Goldberg, la inolvidable película romántica sobrenatural Ghost (Más alla del amor) no solo es símbolo de una década, sino o que, 35 años más tarde, tenemos absolutamente grabadas a fuego algunas de sus secuencias. Empezando, cómo no, por la más famosa, con sus dos protagonistas Sam (Swayze) y Molly (Moore) utilizando juntos un torno de alfarería al tiempo que se dejan llevar por la pasión al ritmo de la también mítica Unchained Melody de The Righteous Brothers.
El inconfundible largometraje, que fue nominado al Óscar en la categoría de Mejor película junto a y Bailando con lobos -ganadora-, Despertares, El Padrino. Parte III y Uno de los nuestros, y triunfó en las categorías de Mejor actriz de reparto -que fue a manos de Whoopy Goldberg- y Mejor guion original para Bruce Joel Rubin, recaudó 505 millones de dólares en todo el mundo a pesar de su limitado presupuesto limitado de 22 millones. Aunque al principio no arrasó en taquilla, se acabó convirtiendo en un éxito veraniego, llegando a ser la película más taquillera de 1990 y la tercera más taquillera de todos los tiempos.
En la película, la historia nos presenta a Sam Wheat (Swayze), empleado de un banco de inversión en Nueva York, y a su novia Molly Jensen (Moore), una artista escultora que acaban de hacerse con el piso de sus sueños. Ambos son felices, pero su prometedor futuro se ve trunca cuando Sam es asesinado durante un robo en la calle. Tras el violento suceso, Sam queda atrapado entre dos mundos, convertido en un fantasma.
Mientras trata de descubrir qué le está pasando, Sam descubre que su asesinato esconde una trama mucho mayor y que Molly está en peligro, así que su única opción es recurrir a la ayuda de una vidente excéntrica, Oda Mae Brown (Goldberg), que es la única que puede oírle.
A nivel de crítica Ghost recibió valoraciones mixtas aunque principalmente positivas, pero su éxito entre los espectadores es innegable. De hecho, fue la película más alquilada en formato físico en 1991 en Estados Unidos y, tres décadas después, es una de las más míticas de los 90.
De sus inolvidables secuencias, no sólo la icónica escena del torno ha permanecido para siempre en la memoria de los espectadores, sino también una palabra de cuatro letras, que los que crecimos en los 90 asociamos por completo a la famosa película: ÍDEM. Una simple palabra pronunciada por Patrick Swayze que conmovió a millones de personas desde que vieron la película por primera vez.
Desde el principio de la película, descubrimos que Molly declara con frecuencia su amor a Sam con el clásico “Te quiero”, mientras que él le corresponde a su manera con “Ídem”, una frase de origen latino, que significa “lo mismo”.
El término se volvería icónico tras el éxito de la película, puesto que, es gracias a esta palabra que Molly empieza a creer en la vidente interpretada por Goldberg.
Además, si la palabra conmovió tanto a los espectadores, es también gracias al final de la película, que invierte los roles entre Molly y Sam. Esta vez, es el joven quien finalmente se atreve a decir “Te amo” a su novia, antes de partir al más allá. Molly responde entonces “Ídem”, como para simbolizar la aceptación de su muerte y confirmar su amor eterno. Una última conversación entre los dos protagonistas que hizo que el final fuese aún más conmovedor, magnificado por la pronunciación de esta simple palabra.