Nadie se toma ni mucho menos en broma la posibilidad de que un niño esté en peligro, y si hay que hacer un despliegue completo se hace. Desde una atención mediática monumental hasta el trabajo incansable de fuerzas de seguridad y otros servicios públicos, todos preocupados por el bienestar de un menor en casos que alcanzan dimensión nacional.
En 2009, el despegue de un supuesto ovni casero con un niño de seis años a bordo desató una ola de alarma nacional y capturó la atención de medios en todo Estados Unidos. Lo que parecía un caso de abducción o accidente aéreo infantil se convirtió rápidamente en un fenómeno mediático. Pero detrás había un escándalo que dejó sin palabras.
Un escándalo de altos vuelos
Richard Heene había intentado sin éxito tener una carrera como cómico profesional y actor, y tuvo otras experiencias empresariales que no habían llamado la atención. Su mayor momento de fama hasta entonces fue cuando él y su esposa Mayumi Iizuka participaron en un reality show de intercambio de parejas, siendo tan notorios que volvieron una segunda vez por exigencia de los fans. En estos programas Heene fue dejando caer sus ideas sobre cómo la humanidad descendía de alienígenas y que buscaba construir vehículos aéreos que cambiasen la manera en la que nos transportamos.
Su ovni casero consistía básicamente en replicar el modelo de un globo de helio, pero con una forma aplanada similar a los platillos volantes de las cintas de ciencia ficción. Cuando quiso testarlo en febrero de 2009, grabándolo con cámaras caseras, el experimento fracasó al no amarrarlo debidamente, con toda la familia viendo como el vehículo se iba a volar libre por la atmósfera. En ese momento uno de sus hijos señala que su hermano no está por la zona y que le vio jugueteando cerca del cesto de madera que iba a servir para ser transportado.
“La gente no tiene que avergonzarse de que le guste el crimen. Es lo más natural del mundo”
Poco después televisiones locales y la administración federal de aviación reciben el aviso de que el niño de seis años puede estar en peligro, lo que rápidamente adquiere interés nacional en lo que se conoció como “el caso del niño del globo”. Los pilotos de la guardia nacional persiguieron el objeto volador, pero no encontraron a nadie en el cesto. Temiendo que el niño pudiera haberse caído, empiezan una extensiva búsqueda por la área de Denver. Al poco de comenzar, el niño se encontró de manera segura en el domicilio familiar, habiendo estado en el ático todo el rato.
Pasada la emergencia y el alivio, empezaron las preguntas. Siendo interrogados por la televisión nacional, el niño acabó desvelando por error la verdad: había permanecido oculto todo el rato para llamar la atención de los medios. La familia se enfrentó a cargos federales y el engaño causó escándalo a nivel nacional.
Años después, Netflix investiga a fondo el incidente con el documental Fiasco total: El niño del globo. El true crime explora las reacciones públicas y mediáticas, y revela la verdad detrás del evento que mantuvo a todo un país en vilo. Entre el sensacionalismo y la realidad, surge una reflexión sobre la influencia de los medios y la búsqueda desesperada de atención.
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