Brisa Festival ha ido creciendo vertiginosamente desde aquella primera y mágica edición pospuesta por la pandemia y que finalmente tuvo lugar en el verano de 2021 en tres emplazamientos diferentes: Jardín Botánico de la Concepción, Castillo de Gibralfaro y las instalaciones de Tabacalera.
En su segunda entrega en el espectacular Dique de Levante, enclave único al final del Muelle Uno, ha vuelto a apostar por un cartel ganador con artistas capaces de congregar a un importante número de seguidores, sin olvidar el espacio para artistas emergentes, desde las jornadas de Brisa en tu barrio, celebradas en cuatro fechas con notable éxito artístico y de público, hasta los escenarios donde tocaron algunas bandas locales o noveles, junto con otros nombres más consagrados (Escenario Málaga y Escenario Mini). El aumento de espacio permitió reunir a más asistentes pero sin caer en los agobios, pudiéndose disfrutar de la música en un ambiente cómodo y distendido. Además, Brisa Studio reunió a un buen número de profesionales del sector para compartir inquietudes, realidades e ideas contribuyendo a subrayar el carácter ecléctico y ambicioso del concepto Brisa.
El pistoletazo de salida en el primero de los días del festival contaba con el gran reclamo de Viva Suecia, quienes se encuentran centrados en lo que será su nuevo disco, y del que dejaron caer el exitoso single “Dolor y Gloria” para mayor ídem de sus fans. Épica contundente, sonido limpio y nacido para epatar y un estatus de banda de estadio que les ratifica como carta ganadora para todo festival que se precie. No faltaron sus clásicos como “Lo Que Te Mereces”, “Algunos Tenemos Fe”, una “Sangre” cantada a pachas con Siloé, también presentes en el cartel del festival, o ese final en todo lo alto con “El Bien”. Mucho tiempo ha pasado desde que la formación murciana empezara a hacerse un nombre en el circuito del pop-rock nacional, en concreto unos doce años, a lo largo de los cuales el reconocimiento ha ido in crescendo hasta repetir como cabezas de cartel en múltiples eventos musicales por la geografía nacional. Baño de masas y un nuevo triunfo por goleada.
Antes, en ese mismo Escenario Victoria, Sanguijuelas del Guadiana fueron caldeando el ambiente con su curiosa amalgama de sonidos, y Cariño, con el reciente Tanto Por Hacer editado en Universal aún fresco en la memoria, corroboraron todo lo bueno que se viene percibiendo en su evolución desde sus primeros singles. Lo suyo es un carrusel de melodías adictivas que se suceden sin apenas respiro y que funcionaron sin rodeos ni coartadas movidas por el postureo. Directas y al grano.
Tras Viva Suecia, los siempre efectivos y efectistas Varry Brava pusieron a bailar a las miles de personas congregadas a base de ritmos descacharrados, vitamina cargada de desenfado e irreverencia, y canciones hechas para disfrutar aquí y ahora como “Playa” o “Raffaella”. Hedonismo colorista, fantasía chic y mucho desparpajo para unos habituales de los festivales malagueños.
La guinda al jueves en el escenario principal, la pusieron Juanca y Pope de Supersubmarina con una emotiva y muy especial sesión de dj’s que hizo las delicias del todavía importante número de fieles que se concentraban en el recinto.
Para el segundo de los días, los escenarios Málaga y Mini cobraron protagonismo, con alicientes tan justificados como los de Detergente Líquido con su pop de regusto atemporal y melodías infalibles con el estupendo Si En Verano Estamos Solos (Dlava, 2024) bajo el brazo, la desafiante y siempre necesaria Carmen Xía con su vodevil descarado en el que mezcla rap y copla como ella misma describe o Polarnova, presentes no hace mucho en el tributo a Sexy Sadie, quienes desataron tormentas eléctricas entre distorsiones y mucho fuzz guitarrero.
En el Escenario Victoria, mientras tanto, la tarde empezó a coger vuelo con los directos de Melifluo y Albertinny, y sus diferentes formas de aproximarse al pop. Desde la oscuridad ochentera y desde la cálida accesibilidad. Dos propuestas diferente pero igualmente disfrutables con las que ir entrando en calor en una jornada en la que la climatología nos dio un respiro en forma de cálida brisa que vino a hacer justicia al nombre del festival.
Califato ¾ por su parte, hicieron gala de su ecléctica propuesta y levantaron decididos vítores por su apuesta alta y clara en pro de la paz. Su agradecida mirada a las raíces andaluzas les ha ido granjeando una importante legión de seguidores que encuentran en el combo un referente orgulloso y aguerrido que enarbola los valores del folclore andaluz sin caer en lo predecible, sino llevando más allá las posibilidades que ofrecen géneros como el flamenco, la copla o la rumba, al fusionarla con electrónica, dance music o incluso beakbeat. Su set resultó una fiesta en la que se bailó con conciencia, haciendo de la música un instrumento capaz de agitar a las masas evitando convertirse en meras comparsas mientras el mundo arde su cómplice mirada.
Que fuese Zahara la que recogiera el testigo en el mismo escenario, se reveló como un gran acierto, pues su excelente concierto estuvo también cargado de nervio y actitud. Todos sabemos que las coyunturas son enormemente caprichosas, y por ello quizás Lento Ternura (Gozz Records, 2025) no está recibiendo todos los parabienes que merece por parte de público y prensa. Es por ello que había mucha expectación por dictaminar como está encarando la artista ubetense esta gira tan importante en su carrera. La de la confirmación de que esta nueva piel sintética y volcánica va en serio. Y vaya si lo consiguió.
El pase comenzó en horario diurno, y pronto se despojó del peso de canciones que marcan una trayectoria como la eterna “Merichane” o la celebrada “Taylor”. Los visuales no acababan de impactar en un ambiente demasiado consciente todavía. Fue en el fragor de la noche cuando la mecha de las reivindicables “Nuestro Amor”, “¿Era Esto La Vida?”, “Tus Michis”, “CTRL+Z”, “Demasiadas Canciones”, “Yo Solo Quería Escribir Una Canción De Amor” o esa “La Violencia” con final en clave de rave, empezó a prender y a quemar cada rincón del escenario, proyectando descontrol, desafío y desconcierto, contexto ideal para que Zahara se haga más grande si cabe propagando un discurso valiente, aguerrido y atrevido que la convierte en una artista necesaria cuando hablamos de pop con mensaje. Nuestra pequeña gran heroína bailó de manera espasmódica, interpretó “Con Las Ganas” desde su poly klin particular e incitó a todos los asistentes a dejarse llevar por su hiperbólica discoteca ambulante en la que encadena latigazos dance-pop sin respiro. Las guitarras hipnóticas de Manuel Cabezalí, muy en la onda de los añorados Delorean, las programaciones de su mano derecha Martí Perarnau IV y las baterías de Xavi Mole, cerraron el círculo en un contexto a modo de futurismo digital que despejó cualquier atisbo de duda sobre cómo se sobrepondría Zahara a la expectación generada tras tirar la puerta abajo con Puta (Gozz Records, 2022). El cierre con la definitiva “Berlín U5” puso fin a una noche para el recuerdo que constató su excelente estado de forma.
A continuación, Dani Fernández convocó a un ingente número de seguidores que celebraron sin descanso sus éxitos, desde “Joderme La Vida” hasta “Me Has Invitado A Bailar”, pasando por una versión de Supersubmarina (de la canción que les dio nombre), logrando sumar una victoria más a su ya larga lista de plenos en sus actuaciones en directo. Lo suyo es un fenómeno abrumador, con multitud de fans rondando la veintena/treintena de edad principalmente, que corean sus letras como si no hubiera un mañana, identificándose con sus textos, centrados fundamentalmente en las relaciones, pero también en conflictos personales y en esa batalla con uno mismo para superar miedos e inseguridades. Con una banda experimentada y más que solvente, el sonido fue del todo convincente y las caras de felicidad de los asistentes corroboraron la sensación de que estamos ante todo un fenómeno de masas que vive su momento con sentido agradecimiento.
La épica de guitarras grandilocuentes y melodías robustas vivió un nuevo envite de la mano de Siloé, formación originaria de Valladolid que continúa sumando adeptos a su causa en un momento en el que las bandas de este corte están de enhorabuena en cuanto a éxito y reconocimiento. En directo suenan potentes y enérgicos, y su repertorio cuenta con aciertos como “La Verdad”, “Que Merezca La Pena”, “Si Me Necesitas, Llámame” o esa final “Todos Los Besos” que desató la locura entre los allí asistentes.
La traca final del sábado empezó a tornarse en algo serio con la fiesta de aires celtas y alma pop de un Carlos Ares en ascenso meteórico, con una excelente banda que le lleva en volandas hacia un más que merecido éxito, traducido en presencia en multitud de festivales y unos cuantos sold-out en sus actuaciones en salas. Peregrino (BMG, 2024), disco que recoge algunos de los singles que ha ido publicando en años anteriores, le ha puesto en el mapa para la gran mayoría y fueron las canciones de dicho álbum las que centraron las bondades de un set de energía contagiosa y pletórico en intenciones y resultados. “Aquí Todavía”, “Rocíos” o la celebradísima “Peregrino” se vieron secundadas con garantías por los singles del nuevo y excelente largo La Boca Del Lobo (BMG, 2025) como “Autóctono” en un directo sólido que dejó con ganas de más.
Anni B Sweet repitió presencia en el cartel de Brisa con un directo excelente, creciéndose aún más por jugar en casa y arropada por una banda curtida y que contribuye a elevar la intensidad de sus composiciones en vivo, para repasar las canciones de un trabajo que supuso un punto de inflexión en su carrera, Universo Por Estrenar (Subterfuge, 2019), las cuales alternó con paradas en el delicioso álbum que editó junto a Los Estanques, Burbuja Cómoda y Elefante Inesperado (Inbophonic Records, 2022), como los singles “Tu Pelo De Flores” y “Brillabas”, al que cedió todas las canciones en las que había estado trabajando para dar continuación a su última entrega en solitario, la cual llegará próximamente puesto que se encuentra en la recta final de su grabación. Pudimos disfrutar de un tema nuevo que muestra una línea continuista dentro del pop con querencia por la psicodelia que factura con tanta clase y gusto por la melodía. Su pase a una hora temprana lidió con los efectos del calor a base de elegancia aterciopelada, bordando las interpretaciones de sus ya clásicos “Hormigas”, “Un Astronauta”, “Sola Con La Luna”, “¿Qué Hago Aquí?”, “La Vida Está En Otra Parte”, la delicada “El Tiempo” o la euforia desatada de la final “Buen Viaje”, himno absoluto en cuya letra muchos se ven identificados. Directo rotundo y sin fisuras para una compositora mayúscula con una trayectoria sin altibajos cuyo siguiente capítulo estamos deseando descubrir.
Otros que repitieron en la cita malagueña fueron Miss Cafeína, poniendo a bailar al personal a base de infecciosas píldoras de pop sintético que tan buena acogida suelen tener por estos lares. Alberto Jiménez es un líder carismático que maneja los tempos sobre el escenario con desparpajo y naturalidad para irse metiendo al público en el bolsillo mientras desgrana un repertorio con dianas como “Detroit” y “Bla Bla Bla”, esa canción que quizás mereció más suerte en su carrera hacia Eurovisión.
No perdimos la vista a los escenarios aledaños donde brillaron sets como los de Nadie Patín, divertido y muy disfrutable, o el de los ilustres sevillanos Pony Bravo, auténticos supervivientes de la escena sevillana con sus escapadas psicotrópicas ideales para evadirse, algo más necesario que nunca hoy en día.
Los focos del Escenario Victoria recibieron a Duncan Dhu en el cuarenta aniversario de su debut discográfico Por Tierras Escocesas, sin la presencia de un Diego Vasallo centrado en otros menesteres artísticos desde hace tiempo (recordemos por ejemplo la magnífica portada que realizó para el notable ep de Black Toska, Dandelions (Discos Belamarh, 2023). Así pues, Mikel Erentxun, acompañado por una banda de músicos enormemente experimentados, acometió un exhaustivo repaso a un cancionero que ha trascendido al paso del tiempo, con picos de intensidad en las eternas “Una Calle De París”, “Esos Ojos Negros”, “Cien Gaviotas” ,“En Algún Lugar” o el guiño a los siguientes en tocar, “La Casa Azul”.
El concierto arrancó algo mustio para ir ganando en nervio y acabar conectando con un público entregado que coreó esos versos que forman parte del diario de a bordo de varias generaciones. Así se escribió una nueva página en el cada vez más consolidado idilio de la legendaria formación donostiarra con la capital malagueña.
El súper-pop de La Casa Azul puso el broche colorista a la noche y a esta nueva edición del Brisa, redondeando un fin de fiesta colosal a base de hits rebosantes en hedonismo digital que consiguió exprimir las últimas gotas de energía de los allí asistentes, quienes no dudaron en quemar suela al ritmo de sacudidas balsámicas como “Podría Ser Peor”, “El Momento” o la inquebrantable “La Revolución Sexual”. Entre Pet Shop Boys y The Human League, el proyecto de Guille Milkyway es garantía de éxito en directo y no se guardó ninguna de sus cartas ganadoras para dibujar una sonrisa en el rostro de un buen puñado de almas entregadas al baile bajo el cielo estrellado.
Nos despedimos asimilando las emociones acumuladas en tres grandes noches que volvieron a ratificar el excelente estado de un festival que es ya una marca con denominación de origen y que pone a Málaga en el contexto que merece en el panel de festivales nacionales. Una propuesta ganadora que aúna grandes nombres en lo artístico, con una apuesta ambiciosa en un emplazamiento tan mágico como es el Dique de Levante.
Fotos Brisa Festival: Javier Rosa.