Este viernes 1 de agosto se estrena la que probablemente sea la película de terror más perturbadora en años
Stephen King ya nos enseñó que el mejor terror se construye sobre un buen drama y los hermanos Phillipou han seguido su camino. Los gemelos australianos han tomado la ruta de lo emocional desde su primer largometraje, Háblame, y ahora han vuelto a hacerlo con una apisonadora llamada Devuélvemela. Sin medias tintas. Es absolutamente devastadora. Dura menos de dos horas, pero a mitad de metraje ya habrás llegado a tu punto máximo de sufrimiento.
Para los fans del terror esto es un regalo cinematográfico. Existen pocas cintas del género que ofrezcan miedo de verdad, del que casi te hace llorar de la intensidad, pero Devuélvemela es exactamente eso. Los cineastas han escrito un buen drama sobre el duelo y la pérdida y esta base, anclada en la verdad, les ha permitido construir un terror tan terrenal que te arrasa. Como dice la actriz Sally Hawkins, el guion era tan real que no parecía terror, pero duele como hace tiempo que no veía en el cine.
El terror de los Philippou no se parece a nada que hayas visto antes porque no se guardan nada. No tienen piedad con los espectadores, tan acostumbrados como estamos a que los directores nos den, por lo menos, un ‘happy ending’ con el que respirar aliviados. Aquí hay poco espacio para salir a coger aire.
Al igual que con Háblame, la cinta que les puso en el radar como nuevos maestros del horror, Devuélvemela se basa en las tragedias familiares. Aquí unos hermanastros que se han quedado huérfanos terminan en casa de una madre adoptiva que tiene demasiados fantasmas del pasado como para hacerse cargo de dos adolescentes sin padres.

Sony Pictures
Los mismos Phillipou reconocen en una entrevista con SensaCine que los límites se los pone la productora. El texto que plasman en el libreto suele ser mucho más extremo de lo que se ve en pantalla más tarde, pero les recortan desde el estudio para que la película no se convierta en un espectáculo sangriento vacío. Cada escena explícita va ligada al desarrollo de los protagonistas en pantalla. Aquí no hay impacto por el mero hecho de sorprender al espectador.
Eso sí, las secuencias violentas son tremendas. En Devuélvemela existe un terror físico brutal que no es apto para los estómagos sensibles. No entraré en detalles acerca de estas imágenes porque destriparía la cinta, pero el departamento de efectos especiales ha hecho un trabajo que merece un Oscar. Es casi imposible descubrir dónde está el truco del maquillaje y las prótesis.
Impresionante, además, la actuación de Sally Hawkins. Estamos acostumbrados a verla en papeles más familiares, en un registro más inocentón y amable, pero en Devuélvemela es el lado opuesto de lo que nos tiene acostumbrados. Detrás de ese rostro de niña buena se esconde un abismo de dolor y desesperación. Posiblemente sea una de las mejores actuaciones de su filmografía. Hawkins merece una mención aparte, pero el resto del joven reparto también ofrece una interpretación sobresaliente. Desde el joven Jonah Wren Phillips, que se ha convertido ya en un icono del cine de terror con esos ojos sangrientos y esa boca deformada, hasta Sora Wong y Billy Barratt, que interpretan a los hermanastros con mala fortuna de una manera muy tierna y conmovedora.
Quizás Devuélvemela no sea del gusto del todo. Quizás haya quien vea esa violencia tan explícita como una manera de llamar la atención del público, pero la película posee una profundidad emocional muy bien construida que la convierten en una de las historias más desgarradoras que nos ha dado este género en los últimos años. Con este filme Danny y Michael Phillipou quedan convertidos en los nuevos reyes del terror. Y espero que sea así por muchos años.