Ralph Macchio y Jackie Chan se reúnen en la nueva película de la franquicia para repetir la fórmula que la ha mantenido con vida más de cuarenta años. Se estrena este viernes 8 de agosto en cines
Producida con apenas 8 millones de dólares como una especie de autobiografía de su guionista Robert Mark Kamen, la icónica película de artes marciales Karate Kid: El momento de la verdad se convirtió en una de las películas de mayor éxito en su año de estreno y en todo un éxito comercial, pero lo que probablemente nadie estaba esperando entonces es que, 41 años después de aquello, la franquicia cinematográfica a la que daría lugar el filme seguiría con vida.
Tras el éxito de la película dirigida por John G. Avildsen, las dos primeras secuelas llegaron pocos años después, en 1986 y 1989, de nuevo bajo las órdenes del realizador de Rocky y con los regresos de los protagonistas Ralph Macchio y Pat Morita. Años después, en 1994 coincidiendo con el décimo aniversario de la saga, se estrenaría la cuarta parte de la tetralogía, El nuevo Karate Kid, ya bajo las órdenes de un nuevo director, Christopher Cain, y con la notable ausencia de Daniel LaRusso.
Aquella película, la última en la que Pat Morita encarnaría al mítico Sr. Miyagi antes de su muerte en el año 2005, estaba protagonizada por Hilary Swank, pero no fue objeto de grandes críticas y parecía ser el cierre definitivo de la saga. Sin embargo, en el año 2010 se produjo un nuevo intento por revitalizar la saga de la mano de una especie de película reboot, The Karate Kid, que se alejaba bastante de la original: por un lado por su elenco renovado encabezado por el maestro de las artes marciales Jacky Chan en la piel del mentor y de Jaden Smith como el pupilo titular; por otro, porque en esta nueva versión el aprendiz no entrenaba kárate, sino Kung-fu.
La razón por la que merece la pena recordar todo esto es porque es importante tener claro el recorrido de la saga Karate Kid a la hora de comprender lo que han hecho en Karate Kid: Legends, la primera película de la franquicia en 15 años después de que los planes de hacer una secuela de la cinta protagonizada por Smith y Chan no pudiesen salir adelante porque el guion no funcionaba.
El nuevo filme, dirigido por Jonathan Entwistle, ya ha visto la luz en Estados Unidos y este 8 de agosto debuta en las salas de cine españolas de la mano de Sony Pictures.
A la vez secuela de The Karate Kid de 2010 y la exitosa serie secuela Cobra Kai que nos reconectó con las vidas de Daniel LaRusso y Johhny Lawrence en el presente, Karate Kid: Legends combina ambas historias. Tanto sus protagonistas como los dos tipos de artes marciales, kárate y Kung-fu, con la historia de una nueva joven promesa que, de nuevo aunque por diferentes razones, debe prepararse para un torneo de lucha en el que le espera un duro contrincante.

Sony Pictures
Dos ramas. Un árbol
La nueva leyenda de las artes marciales es Li Fong (Ben Wang), un adolescente chino que aprende Kung-fu en la escuela de su tío abuelo, el Sr. Han (Chan), en Pekín hasta que se ve obligado a viajar a Nueva York junto a su madre. Atormentada por la pérdida de su hijo mayor en el pasado, la madre de Li le hace prometer que dejará de luchar, pero, casi como si fuera su destino, en sus primeros días en la Gran Ciudad el joven acaba entablando relación con un ex campeón local de boxeo que necesita ayuda.
La razón por la que ambas ramas están conectadas se explica en un nostálgico ‘flashback’ al pasado con el que comienza la película, pero, a partir de esos primeros escasos minutos, podríamos decir que la trama de Karate Kid: Legends tiene dos partes muy diferenciadas.
Ahora propietario de una pizzería, Victor Lipani (Joshua Jackson) es el padre de Mia (Sadie Stanley), la primera amiga, compañera de estudios e interés amoroso de Li, y ganar el premio de un torneo es la única vía que le queda para saldar sus deudas y salvar el negocio. Así, con la nostalgia por Karate Kid aún en letargo, la primera parte del filme sorprende con un cambio de roles en el que el supuesto “kid” se acaba convirtiendo en Shifu, mientras que es la segunda la que realmente vuelve a la base original de la franquicia y repite la fórmula que ya vimos en las cinco anteriores entregas.

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Aún sin lograr ser especialmente innovadora dentro de la franquicia, Karate Kid: Legends se las apaña para fusionar sus dos universos y no solo darle un sentido, sino convertirlo en el entrenamiento definitivo para el joven aprendiz de la mano de los dos mejores maestros que pudiera imaginar: de nuevo su tío abuelo el Sr. Han, pero también Daniel LaRusso, de nuevo interpretado por Ralph Macchio.
Un entrenamiento que bajo el lema “Dos ramas. Un árbol” combina las enseñanzas de Kun-fu con el kárate tal y como en su día hicieron los antepasados de las familias Miyagi y Han.
Aunque previsible, Karate Kid: Legends es una de esas películas que, aunque no necesites ser fan de la franquicia para seguir la trama con comodidad y pasar un rato entretenido, está construida para complacer a los fans de la saga ofreciéndoles lo que han ido a ver sin arriesgar demasiado.
Como decía el Sr. Miyagi, “lo importante es el equilibrio” y esta nueva película lo tiene: los nuevos personajes son carismáticos, la comedia está perfectamente equilibrada y en ningún caso se excede en su ambición o peca de pretenciosa, lo que se traduce en poco más de hora y media de entretenimiento que sin duda hará pasar un buen rato a los amantes de Karate Kid y Cobra Kai, público objetivo principal de la película. Y si a eso le sumas a unos Ralph Macchio y Jackie Chan que claramente lo han pasado bien haciéndolo, “dos puntos”.