En el nuevo capítulo de nuestra serie ‘No s como las demás’, te contamos cómo escribió el cineasta el guion de una de sus primeras películas
Christopher Nolan es sinónimo de producciones épicas, ‘blockbusters’, historias gigantescas y un elenco repleto de estrellas, pero todos tenemos un pasado. Los directores ganadores del Oscar también. Antes de llevar al cine la historia de Batman, hacer Origen (2010) e Interstellar (2014) y narrar la vida del padre de la bomba atómica en Oppenheimer (2023); Nolan dirigió Memento (2000) y dejó temblando a los cineastas más veteranos. El cineasta grabó el ‘thriller’ en 25 días, tuvo un presupuesto de 9 millones de dólares y recaudó 39.7 millones de dólares en todo el mundo.
Memento es, también, la película protagonista de la nueva entrega de No es como las demás. Prepárate, que vamos a contarte cómo el cineasta escribió este enrevesado fusión.
Memento es el segundo largometraje de Nolan como director y sigue a Leonard, un hombre con Amnesia Anterógrada -un trastorno neurológico que impide formar nuevos recuerdos como consecuencia de un trauma cerebral- que busca al asesino de su mujer. Guy Pearce, Jorja Fox, Carrie Anne-Moss y Joe Pantoliano lideran el elenco principal de la película que convirtió a Nolan en un director al que seguir la pista.
Nolan, que por entonces ya había dirigido Following (1998), se embarcó en Memento cuando su hermano Jonathan le contó la idea que tenía para un relato corto: un hombre con amnesia anterógrada debe resolver un assinato. Cada uno de los hermanos Nolan se puso a escribir su propia versión de la historia. La de Christopher se estrenó en cines y la de Jonathan en papel bajo el título Memento Mori (2001).
Christopher, por su parte, quería explorar lo que es vivir con la enfermedad que tiene el protagonista. Quería que el espectador se sintiera igual de confundido y perdido que él, pero darle la suficiente información para que pudiera hilar la historia. De ahí nació la idea de contar la historia del revés, pero eso complicaba mucho la narración. Para solucionarlo, Nolan dio con la clave: para contar una historia de manera complicada, la historia debía ser sumamente sencilla.
Memento terminó siendo una clásica historia de venganza con códigos de cine coir muy básica. Su intrincada narrativa es lo que la hace interesante, porque nunca sabemos qué es lo que va a pasar después.
Dos líneas temporales

Warner Bros.
La película se narra a través de imágenes en blanco y negro y otras a color. Cada una representa una línea temporal distinta. La que se cuenta en blanco y negro es la normal y lineal, pero la de a color es la que va hacia atrás, encadenando una escena con justo como termina la anterior. Los planos y la forma en la que ambas están rodadas también son diferentes y ayudan a situar al espectador en la compleja narrativa.
El desenlace de Memento queda abierto y ambiguo, algo que Nolan luego exploraría de nuevo con su obra maestra Origen. Han pasado 15 años y todavía sigues preguntándote si el tótem cae o no, ¿verdad?