La vida del luchador de MMA Mark Kerr ha caído en manos del director Benny Safdie, quien la ha convertido en película en The Smashing Machine. El filme, protagonizado por Dwayne Johnson -en la piel del luchador- y Emily Blunt -en la de Dawn, la mujer de Kerr-, es otro de los grandes títulos del Festival de Venecia.
“Una de las películas favoritas de los Oscar”, afirma el crítico y ‘publisher’ de SensaCine Alejandro G. Calvo. En este proyecto, Safdie, que siempre ha trabajado junto a su hermano Josh, pero ahora se ha separado profesionalmente de él y está potenciando su carrera como actor -aparece en Oppenheimer (2023) y en la serie The Curse (2023)-, mantiene el estilo que los dos Safdie han profesado juntos: el de contar historias de personas superadas por la vida que entran en una narrativa en espiral agónica. Son películas plagadas de un suspense ligado a las terribles decisiones que toman los protagonistas y lo mezclan con comedia y drama.
Lo más sorprendente de The Smashing Machine es que es “inusitadamente clásica en su estructura narrativa en tres partes, adecuándose perfectamente al género de películas deportivas”. Es decir, de los comienzos se pasa a su ascenso y éxito para continuar con su caída, adicciones y problemas domésticos hasta alcanzar una especie de redención.
Más ‘Rocky III’ y ‘Toro salvaje’ que ‘El luchador’

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Aunque el antecedente más claro parece El luchador (2008) de Darren Arofnosky, Safdie, pese a que ambos protagonistas experimentan una problemática muy similar, se centra mucho más en el ámbito familiar y de la amistad en la historia de Kerr. “Aronofsky tiene un punto más de crueldad que los Safidie, que empatizan con sus personajes, aunque sean gentuza”, destaca G. Calvo.
“Esta vez estamos acompañando todo el rato al personaje protagonista con una empatía brutal”, explica el crítico. “Busca la intimidad en todo momento. No busca que haya diferencia entre un entretenimiento, estar en casa haciéndose un batido, estar pegándose en el ‘ring’ o discutiendo con su mujer. Hace que los personajes tengan una humanidad tremenda. Tienen una cercanía brutal”. En realidad, The Smashing Machine recuerda mucho más a Toro salvaje (1980) y Rocky III (1982) que a The Wrestler.
“Benny Safdie es muy ‘kitsch’. Es muy callejero y no tiene miedo a salirse de los márgenes de lo que vendría a ser narrativamente modular, lo común, para hacer cosas extrañas”, afirma G. Calvo. En The Smashing Machine, la estética de dentro del hogar del luchador y su mujer es “tan ‘kitsch’ que parece de culebrón venezolano”.
La relación de Kerr con su mujer es clave en la trama. “Benny ha decidido retratar la vida personal de la pareja, muy conflictiva, porque este luchador cae en las drogas”, señala G. Calvo. “Todo ello conecta con Toro Salvaje. El boxeador que se autodestruye a sí mismo porque se odia a sí mismo“, añade. “La película tiene momentos preciosos. No asfixia al espectador. Deja mucha libertad para disfrutar de este entramado clásico”, indica. Como concluye: “Muy potente, muy buena”.