Aunque se encuentra en el menú de la mayoría de los smartphones modernos junto a opciones más conocidas como el Wi-Fi y el Bluetooth, el NFC sigue siendo una función poco comprendida. Las siglas, que corresponden a Near Field Communication, refieren a la “comunicación de campo cercano”, una tecnología inalámbrica de corto alcance que permite que dos dispositivos se conecten e intercambien datos con solo estar a menos de 15 centímetros de distancia.
Lejos de ser un agregado, el NFC es una herramienta que gana protagonismo día a día, con múltiples aplicaciones que van desde el pago de servicios hasta el control de dispositivos inteligentes. El NFC está presente en la mayoría de los teléfonos de alta y media gama de los últimos años, tanto Android como iPhone, y su utilidad es cada vez mayor.
Una de las funciones más populares es el pago sin contacto, que transforma al celular en una billetera digital segura y veloz. Al asociar una tarjeta de crédito o débito a una app de pagos como Google Wallet o Apple Pay, se puede abonar en cualquier comercio que acepte esta tecnología con solo acercar el dispositivo al lector. En la Argentina, esta función se volvió indispensable para abonar el pasaje del transporte público en la red SUBE, lo que evita el uso de efectivo.
El NFC también se utiliza para emparejar accesorios como auriculares, parlantes o impresoras con un simple toque. Esta alternativa es mucho más ágil que la conexión por Bluetooth, que requiere de varios pasos para enlazar los dispositivos y, en general, consume más batería.
Además de los pagos y las conexiones, la tecnología NFC ofrece otras funciones muy útiles, como la transferencia de archivos. Si bien su velocidad no es tan alta como la del Wi-Fi Direct, es suficiente para enviar fotos, videos cortos o contactos a otro smartphone que cuente con esta función.
Otro de sus usos es para abrir cerraduras inteligentes, lo que convierte al celular en una llave digital para acceder a oficinas, hoteles o departamentos.
En algunos casos también permite la lectura de etiquetas electrónicas que activan acciones automáticas en el teléfono: por ejemplo, al entrar a una reunión, el celular puede silenciar notificaciones y cambiar el brillo de la pantalla con solo acercarlo a un sticker programado.