En su 4° edición, el Telecom Summit puso en el centro a la IA generativa, la nube y la ciberseguridad como ejes tecnológicos clave. El encuentro reunió a clientes, ejecutivos y partners en un espacio de intercambio sobre las soluciones digitales más innovadoras. Más de 20.000 personas lo siguieron en streaming.
Como cada año, el Telecom Summit se realizó en formato híbrido –presencial y virtual–, volvió a incorporar su diferencial sustentable: compensó la huella de carbono mediante la compra de bonos certificados en Argentina, además de implementar recolección diferenciada de residuos y una gestión eficiente de agua y energía.
“La IA trae desafíos a nivel empresa y a nivel conducción. Se tiene que alinear con la visión estratégica y con el negocio. Es fundamental buscar valor real y escalable, con casos de uso que generan valor. Nosotros ya estamos trabajamos bajo esta premisa bajo dos focos: la experiencia del cliente, para que reciba un servicio personalizado y de la red, para que sea capaz de auto diagnosticarse y autocorregirse”, destacó Roberto Nobile, CEO de Telecom.
La jornada reunió a speakers destacados, partners estratégicos y ejecutivos de la industria, quienes presentaron soluciones de vanguardia, tendencias tecnológicas y casos de éxito que marcan el rumbo de los negocios corporativos en el país.
Se trata de un espacio clave para conectar con más de 1.200 clientes corporativos. Además, compartir con la comunidad las tendencias tecnológicas emergentes, las iniciativas, las inversiones realizadas y cómo se prepara la firma para el futuro.
“Una vez al año cambiamos la perspectiva: dejamos de repasar el pasado para enfocarnos en lo que viene. En un entorno de innovación acelerada, cada poco mes aparece un modelo o concepto que redefine las reglas. La tecnología avanza a tal velocidad que sorprende a diario con logros inéditos, exigiendo una adaptación constante”, explica Julio Hutka, Director de Negocios B2B de Telecom.
“El primer gran concepto fue la conectividad: lograr que todo estuviera enlazado. Ese proceso, que llevó varios años, se consolida hoy con los satélites de órbita baja, capaces de conectar incluso el sensor más remoto de una línea de transmisión de energía o de un oleoducto. Luego llegó la era de la nube: computar y almacenar en un espacio intangible se volvió una realidad cotidiana, al punto de que la mayoría de las organizaciones ya opera en esquemas híbridos”, dice Hutka.
Ahora comienza una nueva fase, dice el ejecutivo y es el de lo inteligente. Sobre la base de lo conectado y lo alojado en la nube, se suma la capa de inteligencia que convierte cada sistema en algo más autónomo y eficiente. Lo que parecía una exageración avanza mucho más rápido de lo previsto.
“Detrás de esta transformación hay un aspecto poco visible: la capacidad de cómputo de alta performance, medida en operaciones de punto flotante de 32 bits, hoy se duplica cada seis meses, cuando antes lo hacía cada dos años” sostiene Hutka.
Esa aceleración, como señala el ejecutivo, permite ejecutar modelos algorítmicos desarrollados en la década del 70, que no son nuevos en teoría, pero sí en su aplicación práctica gracias a supercomputadoras y de enorme densidad de cómputo.
“El costo energético es alto: ya existen centros de datos que consumen 500 megavatios y se prevé que en los próximos 12 a 18 meses algunos que alcancen el gigavatio. Para dimensionarlo: Argentina en hora pico de verano demanda unos 30 gigavatios. La escala del crecimiento es, por lo tanto, exponencial”.
La compañía cuenta con 16 centros de datos en el país, de los cuales cinco se destinan a cargas de trabajo de clientes empresariales, mientras que los demás son de uso exclusivo de la compañía. El principal está ubicado en Pacheco, Buenos Aires. Con capacidad de 10MW, dispone de infraestructura de hiperescaladores y presenta un nivel de “alta ocupación”.