La cineasta vuelve con una propuesta que la consagra como una de las mejores voces actuales del audiovisual español
La fe es una de esas cosas, mágicas casi, que la humanidad tiene para sobrellevar la vida. El gran misterio de confiar en algo o alguien sin necesidad de prueba alguna. Es algo valioso y útil, pero también salvajemente frágil. Tal y como llega puede marcharse con la misma facilidad que una pompa de jabón explota sin previo aviso.
De fe, de esperanza y de perderla trata Los domingos, la nueva película de Alauda Ruiza de Azúa. También, como en su magnífico debut Cinco lobitos (2020) y la serie Querer (2024), de la familia; ese tema central en la filmografía de la cineasta. En esta ocasión, hay una joven que quiere ser monja, un padre que quiere que su hija sea feliz y una tía que se da de bruces con una sobrina que, a su parecer, ha cogido el camino equivocado. Los domingos es muchas cosas, pero también es una historia sobre una de las cosas más complicadas que hay en la vida: saber, realmente, qué quieres.
Los domingos tiene como protagonista a Ainara (Blanca Soroa), una adolescente que siente la llamada de Dios y quiere convertirse en monja de clausura. La noticia pilla por sorpresa a su familia, que se reúne religiosamente los domingos en casa de la abuela, y tensiona las relaciones del clan. Su padre (Miguel Garcés) desconfía, pero de todos, es su tía (Patricia López Arnaiz), atea y una figura materna para la protagonista tras la muerte de su madre, la que peor lo lleva. Ella, que esperaba que con 17 años el siguiente paso de su sobrina fuese ir a la universidad, siente esa esperanza tambalearse. Porque si la fe de Ainara está puesta en Dios, la de su tía está en Ainara y su futuro, y no está dispuesta a perderla. Una tía que, mientras también busca pruebas de fe en su matrimonio agonizante, intenta por todas formas impedir que Ainara acabe vistiendo el hábito.
Una tragedia de amor adolescente

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Los domingos tiene algo de romance trágico. Ruiz de Azúa construye, en la época actual, una historia de amor imposible: la de Ainara con Dios. Ainara se rebela ante su familia, profesando su amor a Jesús y eso conduce a que su tía, interpretada por una indiscutible Patricia López Arnaíz, saque su lado más maquiavélico. Los domingos, al fin y al cabo, está tremendamente anclada en la relación entre Ainara y su tía y hasta dónde puede llegar una de ellas para evitar perder a la otra para siempre.
Además de López Arnaiz y una gran debutante Blanca Soroa en el papel de Ainara, hay una magistral Nagore Aranburu -trabajó con Ruiz de Azúa en Querer– como la madre superiora del convento en el que espera entrar la protagonista. Aranburu, que clava la sosegada, misteriosa y aceitosa forma de hablar y ser de las monjas, protagoniza uno de los grandes momentos del filme: un soberbio enfrentamiento con la tía de Ainara del que emana el misterio de si la protagonista está siendo libre en su decisión o no. La escena no solo destaca por el trabajo de ambas actrices, también es una demostración de la buena mano de Ruiz de Azúa para dirigir actores. La cineasta alcanza un grado de naturalidad y realismo que da escalofríos. Lo demostró en Cinco lobitos y lo repitió en la serie Querer.
Los domingos es una propuesta que consagra a Ruiz de Azúa como una de las mejores voces actuales del audiovisual español. Es interesantísima, original, desgarradora y provoca debate y conversación. Los domingos es otra prueba de fe en el cine de Alauda Ruiz de Azúa.