Fallecido en 1987, no recordaremos a Laurence Olivier por este largometraje, sino como uno de los grandes actores del siglo XX

Nominado en 10 ocasiones y ganador de dos premios Oscar -a Mejor actor y Mejor película- por Hamlet en 1948, el director, guionista y protagonista de la adaptación cinematográfica de la famosa obra de William Shakespeare, Laurence Olivier, se ganó con su esfuerzo y talento el ser considerado uno de los mejores y más influyentes actores y directores del siglo XX. Con más de 100 obras teatrales a sus espaldas y más de 60 películas, el británico recibió también dos premios Oscar honoríficos a lo largo de su trayectoria, uno por su trabajo en la adaptación de Enrique V a pantalla y otro en 1978 en reconocimiento a toda su trayectoria profesional.
A lo largo de su carrera, Laurence Olivier no dejó de mostrar su pasión por el teatro, arte al que dedicó la mayor parte de su vida, y no dudó en trasladarla a pantalla grande, haciéndose cargo de la adaptación de importantes obras de Shakespeare, como las ya mencionadas Hamlet y Enrique V, pero también Ricardo III u Otelo -en esta solo como protagonista- que a menudo dirigía y protagonizaba.
El hombre que llevó a Shakespeare a la cima de Hollywood
No obstante, Olivier siempre compaginó sus experiencias en Hollywood con su dedicación en cuerpo y alma al teatro, siendo el fundador del National Theatre de Londres en 1963 y también su director hasta 1973. Asimismo, en los años 70 fue nominado en tres ocasiones al Oscar -por La huella, Marathon Man y Los niños del Brasil– y también fueron famosos sus trabajos en otras películas como Un puente lejano o Dracula. No obstante, en sus últimos años de carrera predominaron los papeles secundarios y trabajos en películas para televisión.
Sin embargo, aunque para muchos esta etapa de su carrera no estaba a la altura de la grandeza y talento que había demostrado durante décadas, ninguno de sus trabajos fue tan mal recibido como una película que Olivier aceptó rodar en los años 80 bajo la batuta de Terence Young: Inchon. Una película bélica estrenada en 1981 que resultaría ser una de las peores jamás realizadas.
Ambientada durante una batalla decisiva que tuvo lugar durante la Guerra de Corea en septiembre de 1950, la razón por la que la película ha sido denostada para la posteridad se debe a que fue financiada por la Iglesia de la Unificación, fundada por Sun Myung Moon y es considerada una secta por muchas organizaciones debido a su sumisión al líder y prácticas habituales a las que se someten sus seguidores. El productor de la película era Mitsuharu Ishii, un miembro destacado de la rama japonesa de la Iglesia.
Financiada con nada menos que 46 millones de dólares y contratando al veterano director Terence Young, la producción de la película se vio afectada por múltiples retrasos e interferencias del movimiento Moon durante todo el proceso y su estreno también fue un desastre. Duramente criticada por la crítica, la película fue un fracaso en taquilla que solo recaudó 5 millones de dólares.
“¿Por qué actúo en esta película? La respuesta es simple. Dinero”
Sin embargo, Laurence Olivier no hizo mal negocio con ella, puesto que en aquel momento no pasaba por un buen momento y aceptó de buena gana el salario que se le ofrecía: un millón de dólares por seis semanas de rodaje. El propio director y actor no escondió que lo hizo por dinero:
“La gente me pregunta por qué actúo en esta película. La respuesta es simple. Dinero, querido. Soy como un vino añejo. Hay que beberme rápido antes de que se agrie. Ya casi estoy agotado y siento que se acerca el final. Por eso acepto dinero ahora. No tengo nada que dejarle a mi familia, salvo el dinero que pueda ganar con las películas. Nada está por debajo de mí si paga bien. Me he ganado el derecho a aprovecharme de todo lo que pueda en el tiempo que me queda”, explicó en una entrevista con motivo del estreno, tal y como recoge SlashFilm.
Laurence Olivier falleció siete años después, a los 82 años, en julio de 1987, y afortunadamente no será Inchon la película por la que se le recuerde, sino como uno de los más importantes actores y representantes de la obra de Shakespeare del siglo XX.