Gabriel Beristáin debuta en la dirección con la adaptación de la novela homónima de Carlos Augusto Casas. “Cuando el productor Álvaro Ariza me lo ofrece, dije: ‘Esto es lo mío. Déjame hacer esta película. Y aquí estoy”
Gabriel Beristáin ha pasado mucho tiempo en rodajes de películas. Blade II (2022), Viuda Negra (2021) y Beekeeper: El protector (2024) forman parte de su filmografía. Sin embargo, Ya no quedan junglas es una primera vez para él. Con ella, el director de fotografía debuta en detrás de las cámaras en el largometraje.
“Me han ofrecido 20.000 B Movies, películas de horror, todas muy lineales, todas muy obvias. Si yo voy a tomar esta decisión en mi vida profesional, tenía que ser con algo verdaderamente potente”, cuenta el cineasta en SensaCine durante el Festival de Cine de San Sebastián. Ya no quedan junglas, una historia de venganza que se estrena en cines españoles el 26 de septiembre, se ha presentado en el certamen dentro de la sección Proyecciones RTVE.
“Estaba buscando algo que tuviese las características de un cine negro de acción y de ‘thriller’, donde yo pueda trabajar con especialistas, el mundo que yo conozco muy bien”, destaca Beristáin sobre el filme, basado en la novela homónima de Carlos Augusto Casas. “La novela daba eso y cuando Álvaro Ariza [productor] me lo ofreció, dije: ‘Esto es lo mío. Déjame hacer esta película. Y aquí estoy”.
Ya no quedan junglas sigue a Theo, un exsoldado estadounidense que, cada jueves, no falla a su cita con Olga, una prostituta a la que paga por conversar. Cuando ella es asesinada, decide tomarse la justicia por su mano y buscar venganza. Para el personaje de Theo, Beristáin reclutó a su amigo Ron Perlman.
El cineasta decidió cambiar la localización original de la historia en el libro, Madrid y la calle Montera, y trasladarlo a San Sebastián. “Les dije a Ariza y a Casas: ‘El problema es que la novela está muy localizada, es muy precisa, es la calle de la Montera, es Madrid, es un mundo muy de ahí”, recuerda el director.

Universal Pictures
Él, lo que quería, es construir una historia que fuera una mezcla de culturas. “Soy mexicano, aunque me fui muy joven de México, pero soy mexicano y, además de tener ascendencia vasca, viví en Inglaterra, viví en los Estados Unidos”, señala. Por ello, quiso presentar la figura de un expatriado en el papel protagonista. “Cuando se lo presenté a Ron, le encantó”, afirma. “Es esto lo que le va a dar un carácter muy internacional a la película y espero que a España le guste, porque España se tiene que mover a un mundo donde ya se pueden hablar varios idiomas y acentos“.
Megan Montaner y Hovik Keuchkerian: Dos policías detrás de la venganza

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El reguero de muertes que deja Theo llama la atención de la inspectora Iborra. “Complicado”, reconoce Megan Montaner sobre cómo ha sido para ella dar vida a este personaje. “En la novela ya pasaba que estaba un poco desdibujado hacia dónde iba y el por qué tomaba esas decisiones”, indica.
La actriz tuvo millones de preguntas que resolvió hablando con Gabriel. “Tenía que hacerlo para poder hacerme cargo de ello”, confiesa. “Sí que está claro que se ve que está perdida y que tiene un vacío absoluto, y que por eso mismo ella también se plantea si la justicia hace lo correcto o no a pesar de formar parte de ella, y llega también a empatizar con otras situaciones”.
Junto a Montaner está Hovik Keuchkerian, que interpreta a su compañero policía. “Me encanta él, me encanta su persona”, dice la actriz. “Me acuerdo que el primer día, cuando coincidimos en la oficina, me asusté, casi. Él es pura energía, arrollador en lo bueno y en lo malo. Él habla sin ningún tipo de filtro”, recuerda. “Me he reído muchísimo con él. Él es transparente. Él es así, es energía, es un terremoto y me encanta cómo ha abordado los personajes y me encanta la transparencia que tiene, lo natural que es”.
“Imagínate dirigirlo”, dice Beristáin sobre trabajar con Keuchkerian. “Era lucha”, continúa. “Eso era torear”, afirma Montaner. “Era domar con silla y látigo porque si no me hacía pedazos”, añade el cineasta.