
En la España vaciada hay guitarras y si no que se lo pregunten a Sanguijuelas del Guadiana. Carlos, Juan y Víctor tuvieron la fortuna y la condena de nacer en Casas de Don Pedro, un pequeño pueblo de la Siberia Extremeña. La fortuna, por la cercanía, por la amistad generada. La condena, porque como en tantos municipios que apenas superan el millar de habitantes, la vida suele empujar hacia fuera. Ellos también se marcharon, uno a Cáceres y otros a Madrid, en busca de estudios, trabajo y oportunidades. Pero decidieron volver. Volver para quedarse. Volver para hacer ruido.
Un grupo que mezcla madera y autotune, campo y calle. Su música suena a rock urbano, a verbena, a folclore encubierto, a Extremoduro y a Estopa, pero también a raíces propias.
Revolá, su primer álbum, recoge quince canciones que son amor y rabia convertidos en una reivindicación sonora desde el margen del mapa. Sanguijuelas del Guadiana es lo que pasa cuando tres chavales deciden levantar la voz desde su lugar de origen. Una de las sorpresas del año y, quizá, uno de los discos que mejor resume lo que significa hacer rock en la España rural
“Nunca hubiéramos hecho nada de esto en Madrid”
Es todo un placer hablar con vosotros, lo primero de todo enhorabuena por vuestro álbum debut. ¿Cómo os encontráis?, ¿cómo estáis viviendo la salida del disco?
Juan: Pues imagínate, el día ha empezado fuerte. Nos hemos levantado temprano para ir a Radio 3, al programa Hoy empieza todo, y ahí hemos estado echando un buen rato.
Carlos: Ni nos dio tiempo a pensar en lo pronto que era.
Víctor: La verdad es que estamos muy contentos. Ha sido una locura presentar el disco en Radio Nacional desde primera hora, pero una locura de las buenas.
” data-cs-src=”https://www.youtube.com/embed/KRu7nLXfMDE?feature=oembed” frameborder=”0″ allow=”accelerometer; autoplay; clipboard-write; encrypted-media; gyroscope; picture-in-picture; web-share” referrerpolicy=”strict-origin-when-cross-origin” allowfullscreen>
Además, hace apenas unos días Ángel Carmona llevó Mañana Más directamente a vuestro pueblo, Casas de Don Pedro, con presentación del disco y concierto incluido. Tuvo que ser un momento muy especial.
Juan: Fue increíble. Hizo el programa en la plaza del pueblo y fue muy bonito porque entrevistó a gente corriente, vecinos de toda la vida, contando sus historias. Y nosotros, claro, también estuvimos tocando.
Víctor: Sí, salió gente de la peña flamenca, el panadero, incluso mi madre, que estuvo explicando cómo se hacen las carrozas de flores para San Isidro. Fue muy emocionante ver a nuestro pueblo así, contando sus cosas en la radio.
Carlos: También se habló del mural con la portada del disco, que está allí en el pueblo.
Juan: Empezó a las diez de la mañana y echamos el día entero. Y encima coincidía con la romería de San Isidro, justo el mismo día que salía el disco. No podía haber mejor ocasión.
Es lo que pude leer, que además eran las fiestas del pueblo. ¿Habíais tocado alguna vez antes en vuestro municipio?
Carlos: Sí, antes de tener la banda tocábamos en la banda del pueblo, sobre todo pasodobles y marchas de procesión. Cuando formamos Sanguijuelas del Guadiana ya nos llamaron para tocar en las fiestas.
Juan: Ese fue nuestro primer contacto con la música. Aunque es cierto que no es música que sueles escuchar cuando tienes esa edad, son sobre todo eso pasodobles o bandas sonoras del cine o marchas de semana santa, está genial porque vas cogiendo madera.
Claro, vas aprendiendo a manejarte con un instrumento y a cogerle el gusto a la música.
Carlos: Mucha gente no sabe ni que le gusta la música, ni que se le da bien tocar un instrumento, simplemente porque no ha tenido la oportunidad de probarlo. A nosotros se nos dio esa posibilidad en la banda del pueblo y descubrimos que nos encantaba. En Casas de Don Pedro casi todos los chavales tocan algún instrumento gracias a eso.
Víctor: Sí, prácticamente todos los chavales han pasado por la banda en algún momento.
Carlos: No sé si pasa en todos los pueblos, pero en el nuestro a la mayoría de los chavales les tira mucho la música.
Juan: Y eso que hablamos de un sitio pequeño, con apenas 1.300 habitantes, mientras que hay pueblos de 200 que a lo mejor ni tienen bar.
¿Y había alguna banda de referencia en vuestra localidad?
Carlos: Yo creo que no, nunca he visto ningún grupo que hiciera canciones propias.
Juan: Orquestas sí había, claro.
Carlos: Pero de bandas… tenemos el monopolio.
” data-cs-src=”https://www.youtube.com/embed/ALb7N0pDzQw?feature=oembed” frameborder=”0″ allow=”accelerometer; autoplay; clipboard-write; encrypted-media; gyroscope; picture-in-picture; web-share” referrerpolicy=”strict-origin-when-cross-origin” allowfullscreen>
Luego entraremos en la música, pero, a simple vista (nunca mejor dicho), una de las cosas que más llama la atención de vuestro debut es su apartado gráfico. La portada está inspirada en el famoso cartel de Nitrato de Chile, e incluso habéis llevado ese diseño a una de las plazas del pueblo.
Juan: Fue un poco loco, una ida de olla.
Víctor: Sí, en Extremadura había un montón de esos murales, casi en cada pueblo. Y en el nuestro era un punto de encuentro cuando éramos críos: siempre decíamos “vamos a la palmera”, porque había una allí al lado del mural de Nitrato de Chile. Al final se convirtió en un lugar muy nuestro.
Carlos: Ese mural lo quitaron y ya apenas quedan pueblos que lo conserven. Entonces pensamos: ‘hostia, pues hagamos nuestro propio mural de Nitrato de Chile, pero a nuestra manera, con lo de Sanguijuelas del Guadiana’. No hay nada más característico en nuestra zona.
Juan: El diseño lo hicimos nosotros con nuestro equipo, pero había que pasarlo a azulejos de verdad. Lo trabajó un artesano de Barcarrota, en Badajoz, pieza a pieza, y luego un albañil del pueblo lo colocó en la pared.
Víctor: Es un poco loco hacer algo así para la portada de un disco y encima ponerlo en el pueblo en azulejos… pero nos molaba la idea y nos lanzamos.
Un disco que os está dando muchas alegrías. De hecho, el otro día conocisteis a Estopa, uno de los grandes referentes de vuestra música. ¿Habían escuchado el disco? ¿Cómo se dio la situación?
Juan: Acabábamos de tocar nosotros en un festival y ellos también estaban en el otro escenario. Fuimos a verlos porque no nos conocíamos de nada. Resulta que, curiosamente, sus padres eran de un pueblo cercano al nuestro. Charlamos un rato y les contamos que en nuestros directos hacemos una versión de “Me quedaré”. Nos dijeron que sí, que les había llegado algo, porque alguien de su entorno les mando un vídeo de nosotros ensayando la canción.
Víctor: Sí, cuando estábamos ensayando en un pueblo al lado del nuestro, alguien con relación a ellos nos grabó haciendo la versión y se los mandó. Al final ellos lo vieron y nos lo comentaron.
Carlos: La influencia más clara es Estopa. Crecimos escuchándolos y siempre nos han marcado mucho.
También se nota la influencia de Extremoduro, por ejemplo en la canción “Septiembre”.
Carlos: Sí, sobre todo en las armonías y en las guitarras. Por ejemplo, “Jaribe” es una canción que podría ser la más Estopa del disco, pero tiene una armonía muy al estilo Extremoduro y unas guitarras que claramente se inspiran en ellos.
“Yesca”, por su parte, nos lleva al sonido rumba-pop de Los Chunguitos o Los Chichos. Se notan las raíces, pero con ritmos muy actuales. Lo mismo ocurre con “100 Amapolas”.
Juan: Exacto. Empieza con el sinte y lo primero que escuchas es eso.
Carlos: La idea era mezclarlo todo. Nuestras influencias son claras, pero también escuchamos mucha música actual. Queríamos combinar los dos mundos y creo que se nota: no nos cerramos a nada.
El disco prácticamente lo habéis compuesto, producido y maquetado vosotros, con la ayuda de Jorge Gónzalez de Vetusta Morla en la producción. ¿Cuál ha sido la canción que más os ha costado?
Carlos: Sin duda, “Estandarte”.
Víctor: Y “Revolá” también nos dio bastante guerra. Fue de las primeras que compusimos y le dimos muchas vueltas.
Carlos: Sí, “Revolá” ya estaba compuesta entre 2021 y 2022, pero no acababa de sonar como queríamos. La veíamos como la canción clave del disco y seguimos produciéndola, haciendo versión tras versión hasta que quedó como queríamos.
” data-cs-src=”https://www.youtube.com/embed/u54wQHB4njU?feature=oembed” frameborder=”0″ allow=”accelerometer; autoplay; clipboard-write; encrypted-media; gyroscope; picture-in-picture; web-share” referrerpolicy=”strict-origin-when-cross-origin” allowfullscreen>
Para mí, una de las grandes canciones del disco es “Llevadme a mi Extremadura”. Son casi himnos de la tierra, al estilo de “Mañana voy a Burgos” de La M.O.D.A. Cuando os vi junto a Carolina Durante en las fiestas del 2 de mayo de Madrid, era de las que más disfrutaba la gente.
Juan: Sí, es una canción que la gente siempre espera escuchar en los conciertos. Es de un grupo muy típico de nuestra zona, de pasodoble y rumba, que nosotros adaptamos a nuestra manera, a nuestra época.
¿Habéis hecho más adaptaciones, por ejemplo “Jota final”?
Carlos: La primera frase viene de una letra de jota de Extremadura, pero el resto de la canción es completamente nuestra. En “Jaribe”, por ejemplo, la frase que dice: que vengo de la Extremadura, de ponerle a mi caballo de plata las herraduras viene de un tango, un palo flamenco de la región.
Víctor: También hay guiños en otras canciones, como “Yesca”, donde incluimos algunas frases de Los Cabales. Y “Llevadme a mi Extremadura” es de ellos. Son pequeños homenajes a nuestra tierra dentro de nuestro sonido.
Os quería preguntar sobre aquel concierto junto a Carolina Durante, y sobre todo el que ofrecisteis en vuestra casa, en el Womad de Cáceres. ¿Cómo lo vivisteis?
Juan: Desde el principio nos hizo muchísima ilusión. Hacer de teloneros de Carolina Durante, que nos encantan, iba a ser flipante, además de que coincidía con las fiestas de la Comunidad de Madrid. Cuando llegaron las puertas y empezamos a probar, ya se veía que iba a ser algo grande. Y luego, sobre el escenario… fue increíble.
Carlos: Sí, con tanta gente y tanta energía. Ver cómo la gente disfrutaba y cantaba nuestras canciones fue alucinante.
Víctor: En Madrid también hemos tenido un buen comienzo, con sold outs en la Sala Sol, en nuestros primeros conciertos y ahora con las Rivieras. Y lo del Womad fue muy especial. Yo estudié en Cáceres y era volver a mi segunda casa. Llevábamos mucho tiempo sin tocar en Extremadura, y cuando anunciamos el concierto la gente lo compartió un montón. Sabíamos que iba a venir mucha gente con muchas ganas.
Carlos: Es de esos primeros conciertos donde tocas las canciones y ves que la canta tanta gente… y dices, ‘hostia, esto es real’.
Canciones que desde el principio, cuando lanzasteis los primeros nueve temas agrupados en capítulos, ya se estaba viendo que iban a tener mucho reconocimiento.
Carlos: Sí, desde que empezamos a sacar canciones vimos cómo el público iba creciendo y prestando más atención. Con la salida del disco completo, nos hemos quedado alucinados con la acogida. Las primeras tres canciones que sacamos fueron “Cien Amapolas”, “Jaribe” y “La Brecha”.
La idea principal siempre fue hacer un álbum completo. Una vez teníamos todas las canciones, vimos que tenía sentido separarlas en capítulos, porque así se entendían mejor. Contaba nuestra historia hasta ahora: vivir en el pueblo, tener que marcharnos y volver para hacer el disco allí. Por eso decidimos ordenarlo de manera cronológica.
¿Cuánto tiempo os ha llevado el disco?
Víctor: Algunas canciones ya llevaban tiempo pensadas y hechas, pero nos juntamos un verano en una casa en el campo, en Cáceres, y pasamos allí dos o tres meses encerrados. Fue allí donde cerramos y terminamos el disco, en el verano de 2023.
Carlos: Sí, en 2023 ya teníamos el disco cerrado. Aunque parezca un primer disco, llevamos muchos años trabajando en él; es algo muy pensado. Ese verano acabamos las maquetas, empezamos a grabar, y aunque el disco lleva tiempo hecho, hemos querido darle recorrido para que la gente lo entienda.
Ahora todo va muy rápido, parece que sacas un disco y ya está caducado, y la gente no siempre se da cuenta del tiempo, dinero y trabajo que cuesta hacerlo. Sobre todo con la vorágine de single, single, single, cuesta mucho darle un formato unitario a un álbum.
Juan: Tal cual. Como dices, parece que es solo ‘poner cuatro cosas ahí’, pero en realidad hay muchísimo trabajo detrás: mucho tiempo pensando, dándole vueltas a cómo hacerlo mejor. No es solo grabar las canciones y sacarlas.
” data-cs-src=”https://www.youtube.com/embed/Jh4cr2auhfs?feature=oembed” frameborder=”0″ allow=”accelerometer; autoplay; clipboard-write; encrypted-media; gyroscope; picture-in-picture; web-share” referrerpolicy=”strict-origin-when-cross-origin” allowfullscreen>
¿Cuándo verdaderamente dijisteis: ‘vamos a juntarnos nosotros tres y darle un enfoque más serio al proyecto’?
Juan: Nosotros ya nos juntábamos a tocar después de la banda del pueblo. Éramos nosotros tres y dos amigos más de la zona, y hacíamos lo que podíamos, pero nunca nos lo tomamos en serio. Luego pasaban los años y empezamos a pensar que podíamos tomárnoslo más en serio y empezar a hacer canciones, temas y demás. No sé exactamente en qué año sería eso.
Víctor: En 2022 – 2023, después de la pandemia.
Carlos: Sí, ya habíamos sacado alguna canción, pero de decir “ahora nos ponemos en serio y hacemos un disco”, sería por ahí, en 2022.
Además, estabais en Madrid y Cáceres. ¿Cómo hacíais para ensayar en ese momento?
Carlos: Ensayábamos bastante poco. Era como cuando teníamos un concierto, que a lo mejor era una vez al año: ensayábamos el mes anterior, hacíamos el concierto y luego no volvíamos a tocar en todo el año. Yo, por ejemplo, me fui a Madrid a estudiar.
Juan: Luego, en 2023, coincidió que todos acabamos y decidimos volver al pueblo para hacerlo todo allí. El disco era donde más sentido tenía. Un disco que habla de nosotros, tenía que hacerse en el pueblo.
Víctor: Ahora estamos viviendo allí y estamos más a gusto que nunca.
Juan: Sí, tal cual. Sobre todo por el ritmo de vida. A lo mejor la gente que se ha criado aquí está más acostumbrada, pero nosotros no.
Carlos: Claro, imagínate, si nosotros llevábamos cuatro o seis años fuera…
Juan: Sí, casi seis años en Madrid, trabajando primero.
Carlos: Nos dábamos cuenta de que, acostumbrados al ritmo de vida del pueblo, en Madrid no parábamos ni a pensar lo que estábamos haciendo. Teníamos que bajar al pueblo y allí plantearnos un poco lo que queríamos hacer; aquí, con tanto estímulo, tanta cosa, no te das cuenta de lo que está pasando.
Y me interesa mucho este tema: ¿por qué creéis que tantos grupos jóvenes, con estilos muy diversos —rock, rap, electrónica, como Maestro Espada, Baiuca, Rodrigo Cuevas o el Naan—, a la hora de hacer música, vuelven a sus lugares de origen o se inspiran en las raíces de su zona, aunque vivan en grandes ciudades?
Carlos: Yo creo que, aunque se diga lo contrario, cada vez prima más la verdad en la música y en la juventud. Por ejemplo, puede haber todo tipo de música, pero si alguien escucha una canción y se siente representado de verdad, si cuenta su verdad, llega mucho más. Y la juventud está en eso ahora.
Juan: Es lo que hemos hecho nosotros: tirar para lo nuestro. Y creo que eso es lo que están haciendo más grupos: cuentan su verdad, sus raíces, su tierra.
Carlos: Claro, hablar de algo pequeño hace que la gente se identifique más que hablar de algo enorme. Cuando hablas de algo grande, no llega igual, pero cuando hablas de algo cercano, de tu entorno, se nota que lo haces de verdad y conecta mucho más.
Y luego lo que hablábamos al principio: el cariño con el que la gente ha recibido el disco en vuestro pueblo.
Juan: Sí, la gente que se sumerge en nuestro mundo se queda muy prendida, porque ve que es algo de verdad, algo bonito, de gente muy natural, muy normal.
Víctor: Claro, cuando llegan al pueblo se sienten como en casa. La gente los acoge muy bien, y todos se conocen en los pueblos.
Carlos: Sí, la cercanía, sentir que estás con nosotros y podrías ser un colega nuestro. No es como esa gente inalcanzable; nuestro público se siente cercano, como un amigo.
” data-cs-src=”https://www.youtube.com/embed/kg_4QKl2DEk?feature=oembed” frameborder=”0″ allow=”accelerometer; autoplay; clipboard-write; encrypted-media; gyroscope; picture-in-picture; web-share” referrerpolicy=”strict-origin-when-cross-origin” allowfullscreen>
Juan: Son nuestros colegas de toda la vida, porque nosotros somos de un grupo de amigos, pero no son músicos o no están tan metidos en la música. Al principio les daba hasta vergüenza.
Carlos: Sí, al principio era como eso, les daba como un poco igual lo que hacíamos. Ahora, cada vez, los colegas van viniendo a los conciertos.
Juan: Ya lo entienden más, porque al principio la música es muy sacrificada: en vez de estar con tu grupo de amigos, tienes que estar oyéndote, ensayando, grabando en el estudio… Nosotros nos lo tomábamos en serio, de modo profesional. Para ellos era: ‘venga, deja de hacer tonterías, que son fiestas o la romería, que no hacéis que estéis aquí tomando una cerveza con nosotros’. Eso también les ha costado.
Carlos: Ahora, al menos, ya no preguntan tanto.
La conciliación en las grandes ciudades es complicada, pero al menos allí en el pueblo puede ser más sencillo; aquí en Madrid prácticamente es imposible.
Carlos: Por eso siempre decimos que nos compensa estar en el pueblo. Podemos estar las 24 horas juntos, con todos los medios posibles, sin necesidad de ser millonarios como tendrías que ser en Madrid.
Juan: Nunca hubiéramos hecho nada de esto en Madrid.
Carlos: Es imposible. Lo que tú dices, moverte de un lado a otro, llegar tarde a todos los sitios, tener que irte temprano… Allí en el pueblo es estar todo el día juntos, hacer música, ensayar, con toda la facilidad.
Juan: Incluso para hacer los vídeos, llevar las redes… lo que haga falta.
Carlos: Luego también tiene su parte mala: cada fin de semana hacemos no sé cuántos kilómetros por el mapa.
Juan: Una barbaridad. Después del concierto en nuestro pueblo fuimos a Almería…
Carlos: Y al día siguiente a Barcelona.
Juan: Sí, es nuestra primera gira así y la hemos cogido con mucha ilusión. Montamos la furgoneta, nos movemos de un lado a otro, cansados, pero juntos, como colegas, y vamos enseñando nuestras canciones. Este año calculo que haremos casi 70 u 80 conciertos.
Juan: Además, viene el verano cargado de festivales y algunas salas. Estamos ilusionados con el proyecto, es la primera vez y vamos a donde haga falta… incluso a México.
Carlos: Cierto, al Sonorama México. Aunque estemos cansados, es lo que queremos, y está pasando, así que no hay motivo para quejarse.
Juan: Hemos visto que es el momento de aportar e invertir, y nuestra vida ha cambiado totalmente porque esto ocupa las 24 horas del día.
Carlos: Claro, al final dejas todo por esto. Es el momento de apostar por el proyecto.