Christopher Reeve usando su aliento para congelar un río: una de las barbaridades más grandes de toda la saga de Superman
Originalmente, Superman III no iba a ser la historia que vimos en pantalla. En su primer guion se nos presentaba a Brainiac, que encontraba a Supergirl y la criaba, enamorándose de ella y encontrando solo rechazo por su parte, ¡porque, a su vez, se había enamorado de Superman! Brainiac, entonces, trataba de manipular a Superman y, al final, llevaba a todos los personajes a la Edad Media para la batalla final y acababa aceptando su amor. De hecho, al final de la tercera o cuarta partes, ¡Superman y Supergirl se iban a casar! Un absoluto dislate que, con todo, hubiera sido mucho mejor que lo que acabamos viendo.
Superman, hace fresquete, ¿no?
Originalmente, esta tercera parte se iba a llamar Superman vs Superman, pero, por divertida que fuera la idea, fueron amenazados con una denuncia por parte del estudio de Kramer vs Kramer y decidieron echarse atrás. Lo cierto es que nadie confiaba mucho en ella, sobre todo al ver que Richard Donner fuera expulsado de la producción de mala manera después de afirmar que quería hacer otras dos. De hecho, el presupuesto se redujo notablemente, de los 54 millones de Superman II a solo 39.
Y se notó, porque los efectos especiales, simplemente, no daban el pego. En una escena tristemente famosa, Superman lanza su aliento de hielo a un lago y lo levanta en el aire, tirándolo en una central nuclear a punto de explotar para reducir las llamas. Lo cierto es que, aunque ahora nos parezca cutre, para 1983 no era un mal efecto visual, y para él tuvieron que usar croma, proyecciones, cableado y miniaturas. El resultado final es, bueno, ese que veis.
Aunque esta tercera parte fue un éxito relativo en taquilla, no impidió -glups- la llegada de Superman IV: En busca de la Paz, de Cannon Films, un auténtico bodrio imposible que acabó con la carrera del superhéroe en el cine durante décadas. Por suerte, Krypton nunca descansa del todo…