El pasado fin de semana se celebraba la duodécima edición del TruenoRayo Fest, festival organizado por la promotora Hits With Tits. Un año más, el espacio escogido era el Espacio de Artes Vivas La Mutant, en Valencia.
Como ya viene ocurriendo desde los últimos años en los que se organiza, y como festival que no deja de crecer edición tras edición, el TruenoRayo 2025 colgaba su cartel de sold out ambos días tan pronto como tres semanas antes de la celebración del evento. Entre otras muchas cosas como el cariño evidente que se ha puesto a la organización de un festival así, como el buen rollo entre el público y los artistas, una de las cosas más llamativas de este festival es que funciona como la prueba de fuego de que un cartel compuesto por mayoría de mujeres es más que posible en nuestra industria musical. Y además, un muy buen cartel.
Para calentar el ambiente, el jueves 25 de septiembre se organizó en el mismo espacio un DJ set de bienvenida a cargo de la cerveza oficial, Turia. En él pinchó la cantante Alba Reche, y fue de acceso gratuito.
El espacio en el que se celebraba el festival no podría ser más acertado. Por una parte, un área de acceso libre con aforo de 1000 personas en la que podíamos encontrar las barras, puestos de comida, los sets de DJ ininterrumpidos y un mercadillo con ropa vintage y otros artículos, incluyendo hasta un estudio de tatuajes exprés.
Decorado con merenderos, cojines y espacio de sobra para descansar — o dedicarse a explorar los mercadillos —, era el lugar ideal para pasar el tiempo entre concierto y concierto. Durante todo ese rato, la música estaba asegurada gracias a los DJ sets a cargo de disc-jockeys como Hanna Plum, Caro Diario, Juguete o incluso un DJ set de la cantante Rocío Saiz.
Ya sea como evento alternativo para quienes no consiguieron entrada para los conciertos; o bien para quienes querían descansar entre un concierto y otro, el espacio se convirtió en un lugar donde seguir disfrutando de buena música. Los conciertos fueron albergados dentro del espacio interior de La Mutant, con un aforo de 500 personas, que en algunos conciertos estuvo hasta reventar.
El viernes 26 comenzó la jornada musical tan pronto como a las 18.00h de la tarde. Desde Elche, el “power trío” revelación de este año La 126 presentaba su propuesta pop-punk llena de energía, con temas como «MIS AMIGAS TE ODIAN» o «NO VA CONTIGO», ambas parte de su primer EP TE ENTERAS?, publicado este 2025 por Pink Flamingos, que incluyó recientemente entre sus fichajes a esta prometedora y joven banda alicantina formada por Elia, Laura y Lucía, que vienen pisando fuerte y ya han participado en varios festivales alrededor de la Península.
De la joven energía de La 126 pasamos a la perfección sonora de Repion, uno de los grupos con un sonido más elaborado de nuestra escena. Reinas de las versiones, entre sus temas más reconocidos encontramos colaboraciones con artistas de la talla de Xoel López, La M.O.D.A. o Casapalma.
Originarias de Camargo, el proyecto lo conforman las hermanas Marina y Teresa. Presentan su último EP Entre todas lo arreglamos (2024), para el que este año han grabado versiones con distintos artistas del panorama. Además, en su concierto del TruenoRayo — corto pero intenso, algo que se repetiría con todos los grupos por las restricciones de horarios — sonaron muchas canciones de su tercer disco, homónimo (2023); tales como «Barrio Somavilla» o «Brillante», que fue la elegida para cerrar la noche. Presentaron también la recién estrenada «El sueño dura una semana», su último single que había visto la luz nada más que el día anterior.
Tras el concierto de Repion, pudimos salir a tomar el aire al ritmo de la pinchada de Mujeres Bellas y Fuertes, que hicieron sonar los temas más reconocidos y bailables de la escena nacional. Previamente habíamos disfrutado de la pinchada de la jovencísima Sika.
Posteriormente volvimos al escenario para disfrutar de la banda internacional del cartel: las británicas Grandmas House. Su sonido, definido como queer punk, nos recuerda bastante a sus compatriotas Lambrini Girls, pues nos encontramos ante otro proyecto que revive de manera bastante adecuada el riot grrrl de los 90 encabezado por Bikini Kill o Bratmobile.
Su concierto del TruenoRayo fue literalmente histórico. Y es que, como la cantante Yasmin indicaba, no sólo era su primerísima vez en España, sino también “la primera vez que rompían dos cuerdas de guitarra en un mismo bolo”. No obstante, eso no las frenó de reventar la sala con su energía, presentando su EP Anything For You (2025). Entre sus canciones llenas de guitarras distorsionadas, incluyeron «Haunt Me», una balada sobre el duelo que dejó a la audiencia de La Mutant sin palabras.
Llegó el turno de Kokoshca, que pasaban por Valencia con tanta emoción que Iñaki pasó la mayoría del concierto hablando en valenciano — y eso que la banda viene de Pamplona. Con un set algo más corto de lo habitual, escogieron sobre todo presentar su último disco, La Juventud, que pronto cumplirá un año. Sonaron «Parkour», «Huella de ti» o «Sácame a bailar», que como de costumbre fue la encargada de cerrar el setlist.
Tocaron, además, «Las chicas», tema completamente feminista en el que Amaia se despoja de la guitarra para darlo todo como una auténtica frontwoman. Nada que demostrar, pero sirviendo todo lo necesario. A pesar de que unas fans del público pidieron a gritos que tocasen «Me arranqué la piel» (de El Mal, 2018), sólo sonaron los dos primeros acordes para quitar un poquito el mono, pues no estaba incluida en la setlist.
Y aumentando cada vez más la distorsión de los grupos — dentro del día con programación más “rock” del festival —, era por fin el turno de las madrileñas Amor Líquido, que continúan girando su primer álbum. Impecables como siempre, arrancaron con toda la fuerza con su «A ver quién miente más», contagiando esa rabia juvenil a todo el público.
Amor Líquido son las reinas de las combinaciones y las canciones cruzadas. Siempre juntan en su setlist «Metro Ibiza» con «Metro Goya»; y por primera vez desde hace mucho tiempo regresaron a la combinación de «Quiéreme más» y «Quiéreme mejor», recogidas en un doble single de 2021. Acompañada de su música, Sara incluyó en su tiempo sobre el escenario un discurso clave, que también repitieron muchas otras bandas del cartel: “Gracias al TruenoRayo por demostrar que se puede hacer un cartel con tantas tías”.
El concierto de Amor Líquido culminó de la mejor manera posible: con gran parte del público sobre el escenario acompañando a la banda para su ya himno «Marimacho». Originalmente sólo iban a subirse a cantar La 126, pero suponemos que el “fomo” pudo al público y más de una decena de personas se subieron a bailar y cantar con la banda.
No obstante, ese no era el final del día, pues aún le quedaba a Aiko El Grupo la ardua tarea de cerrar el festival. Un grupo que he visto tantas veces que muchos dirían que son demasiadas, pero que jamás dejan de sorprenderme.
Set similar al que veníamos viendo en festivales de este verano o en sus últimos conciertos en sala, despidiéndose ya de su segundo larga duración Me están apuntando con un arma (2023), al que añaden los tres cortes de su último EP A tomar por culo (2024), donde se encuentra una de las canciones que cierran su setlist, «Peñacastillo», oda a una rotonda de Santander. Se despidieron, sin embargo, con «Niños furbito y niñas lo que sea».
Al salir del recinto la música no paraba, pues seguíamos con el DJ set del valenciano Ariezzz, que duró un rato más mientras las barras seguían activas y con movimiento.
El segundo día del festival fue mucho más “pop” que el anterior, con apenas un grupo que usase batería en el backline. Comenzó también algo más tarde, a las 18.45, aunque desde las 17h ya contábamos con el DJ set de Caro Diario en la parte exterior del recinto. Día lleno de sintetizadores y melodías pegadizas, donde los bailes y la diversión sustituyeron a los pogos de forma más que satisfactoria para pasar un sábado tarde en Valencia. Para cuando comenzaron los conciertos, ya había empezado el set Valle Nova.
Comenzamos la jornada de la mano de Papá Topo, que como una de las co-fundadora del festival, Lourdes, nos comentó, “se había decidido ponerles primeros, para que viniese a bailar todo el mundo”. Y ahí estaba, precisamente, todo el mundo. Bailando.
La banda comenzó como el proyecto del mallorquí Adrià Arbona, y evolucionó hasta lo que es hoy en día. Presentan su último trabajo, el LP Presto y con toda la fuerza, un trabajo pop pero mucho más complejo que todo lo anterior — que defienden igualmente con gran calidad e intensidad sobre el escenario.
Un show con un objetivo infalible: hacer bailar a la gente. Sonaron tanto temas de su nuevo álbum como otros más clásicos de la banda, tales como «Lo que me gusta del verano es poder tomar helado», «La chica vampira» o «Por España», su colaboración con Samantha Hudson.
Tras esta celebración del pop, abrazamos el “punk mono” de Las Petunias, donde los sintes y melodías pop abrazan una base de batería pregrabada y guitarras potentes, acompañadas siempre por los gritos y la energía de las jovencísimas Elsa, Golla y Cecilia. El power trío que más está petándolo en la escena nacional sin duda alguna, demostrando que las chicas pueden triunfar gritando sobre el escenario.
Continúan presentando su primer álbum, Creo que soy de porcelana. Una audiencia de lo más dedicada, que nada más terminar el concierto optaron por corear la letra de «La cena», que faltó. Cambiaron la letra de «Mercerías las justas» por “Valencianas las justas”.
Como siempre, Las Petunias acompañaron su música con importantes discursos, destacando el previo a «SHHH!!!»: “va sobre las mujeres en la industria musical, aunque más silenciado que las mujeres está ahora el pueblo palestino”. Durante todas las actuaciones de ambas noches estuvo presente sobre el escenario una gran bandera de Palestina.
Posteriormente descubrimos a Neura, proyecto de la valenciana Lucía García, que presenta un synth-pop oscuro que nos recuerda al sonido de otros artistas de la terreta como Margarita Quebrada o Xenia. Un estilo muy ochentero que hizo bailar a los asistentes, a pesar de sus tonos oscuros y melancólicos, como ella misma los define.
En la cabina exterior contamos previamente con Ch&Ch y después con Hanna Plum, manager de Las Petunias y ex-miembro de Carrera, que nos trae temas “groove” y “house” de lo más animados.
Posteriormente llegó uno de los momentos más esperados de la noche: el regreso de Cariño. Y es que a lo largo del verano, la clásica banda de tontipop ha sufrido drásticos cambios tras la marcha de su cantante y teclista María, y actualmente está formada sólo por Paola y Alicia. Había cierta incertidumbre respecto a esta nueva era de Cariño pero sin duda ha superado cualquier posible expectativa.
El pop ha revivido, y Cariño han renacido. El proyecto ha recuperado sin duda toda la energía que había perdido últimamente, y el ahora dúo fluye por el escenario como lo hacían en los primeros años de vida del proyecto. La setlist también ha cambiado, y las únicas canciones que suenan de su último álbum Tanto por hacer (2024) son «B2B» y «Lo Noto», y se reviven temas clásicos como «Mierda seca», «:(» o «Te Brillan».
Con un grupo menos que el primer día, la duodécima edición del TruenoRayo Fest cerraba de la mano de VVV[Trippin’you], trío clave para entender la nueva escena electrónica de nuestro país, con toques oscuros que ellos autodefinen como ‘neo-bakala’.
Entre «Hiedra verde», «Bellver» o «Destrucción» se coló «Urusai», el más reciente adelanto del que será su quinto álbum de estudio. Adri, cantante del grupo, reveló sobre el escenario de La Mutant que se titulará Extrarradio, y saldrá a la luz el 21 de octubre de este año.
Bajo los fuertes sintetizadores de VVV, el escenario interior de La Mutant cerraba sus puertas por esta edición. En el patio del espacio podríamos disfrutar todavía un rato más del DJ set de Juguete, de la mano de Jägermusic.
Un festival que no sólo es impecable, sino también necesario. Un festival que defiende la verdadera ética de la música, que busca dar voz a artistas emergentes cubriendo una cuota sorprendente de mujeres en su cartel. Si bien en la mayoría de macrofestivales de hoy en día solemos encontrar apenas una mujer dentro de un grupo de chicos en todo un cartel, el TruenoRayo es todo lo contrario, y únicamente dos de los grupos tenían una mayoría masculina en su formación, y todos contaban con alguna mujer.
Retomamos las palabras de Sara, de Amor Líquido: este festival es una demostración de que con empeño y cariño se puede apostar por proyectos que desgraciadamente son silenciados por los grandes organizadores por el mero hecho de estar encabezados por mujeres. Proyectos que marcan una diferencia dentro de un festival diferente, que además de defender algo tan básico como la importancia de las mujeres dentro de la industria musical, se suma abiertamente a la lucha contra los fondos de inversión en los grandes festivales y la ruptura de relaciones con el estado de Israel, apoyando públicamente al pueblo palestino mientras otros espacios censuran a los propios artistas que desean hacerlo.
Un festival único. Un festival necesario. Un festival que demuestra cosas que muchos se niegan a aceptar. Un festival que merece la pena. El TruenoRayo es la escena que deberíamos intentar construir. El culmen del buen rollo en un espacio abierto a finales de septiembre en Valencia.
Fotos TruenoRayo: Amanda D. Marcos