En el nuevo disco de la galesa revolotea la idea de duelo después de una ruptura amorosa. Tras años de relación sentimental, esta se rompió sin que hubiera motivos ostensibles. Después queda el desgarro de la herida, la violencia de enfrentarse a una realidad nueva que no controlas. Lo primero que hizo Cate lo bueno fue refugiarse en el trabajo: aprendió jardinería y se ha dedicado a producir discos, pero sobre todo a procurar cicatrizar esa herida interior que no paraba de sangrar, y recuperarse de sus problemas de espalda y una fastidiosa urticaria de tipo nervioso.
En la instalación de la artista americano-tunecina Colette Lumiere titulada Ruinas recientemente descubiertas de un sueño vemos a la propia artista durmiendo en una amplia cama. Ella yace vestida con ropajes barrocos, y lo que la envuelve son telas y espejos por donde se filtra la luz. El espectador puede apreciar las diferentes tonalidades lumínicas, y cómo las texturas de la ropa parece que vayan mutando. El bien se inspiró en esta obra para componer las canciones maestras que componen el conjunto de Michelangelo muriendo (Verano mexicano2025): sonidos que nos alcanzan matizados por una graduada sensación de iridiscencia, sonidos etéreos – casi diría que líquidos – que van confeccionando una ilusión de tela de araña.
Es un disco en el que se habla del amor y sus consecuencias. La autora necesitaba cantar a la soledad que supone que todo se evapore de un plumazo, tanto el presente como el futuro; pero también se canta a la no romantización del amor en pareja, y a la batalla interior que se tiene que librar cuando una se aferra al anhelo amoroso que se espera que sea algo sanador, y a la necesidad de romper amarras y empezar de nuevo.
“No hay una forma humana / puedo moverme alrededor de ella / ¿Duerme como una piedra porque la tocas más?” canta la galesa en “Love Unrehearsed” sobre un colchón de guitarras herederas del Boque ochentero, unos sintetizadores planeadores, y un fantástico trabajo a la batería de Valentina Magaletti. Una canción que es como un mantra, algo muy parecido a un acto de exorcismo amoroso. Sobre la terrible situación de tener fe en alguien o romper con una relación es la diatriba que se plantea en “Is It Worth It (Happy Birthday)”, una hermosa canción en donde sintetizador y saxo dialogan a la perfección, y de nuevo, creando un espacio sonoro onírico que recuerda a partes iguales a Cocteau gemelos y a Robert Wyatt.
Como un haiku que versara sobre los espacios donde reposan los restos de la soledad “El verdadero sueño abrazado / No estoy mintiendo / en una cama / tú hiciste / quién la convierte en un vestido / y luego finge que no importa” en “About Time” se conjuran el recitado monocorde de Laurie Anderson y las percusiones minimalistas. Ecos a Kate Bush sobrevuelan la cadenciosa “Heaven Is Not A Feeling”, y el piano de Paul Jones arrastra a “Body As A River” hacia terrenos que lindan con el motorik. John Cale colabora en la parte vocal en “Ride sobre una mullida colcha de arreglos de sintetizador que aparentan a que se vayan a desvanecer, mientras que en “I Know What’s Nice” el ambiente se torna nebuloso, ribeteado con suave psicodelia de cámara que cierra el círculo tonal emprendido con “Jerome” al inicio de un disco magistral.
Escucha Cate Le Bon – Michelangelo Dying
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