Imanol Uribe dirige la adaptación del éxito de ventas escrito por Paloma Sánchez-Guernica ‘La sospecha de Sofía’. Aura Garrido y Álex González lo llevan a la gran pantalla para su estreno el 3 de octubre
El 28 de febrero de 2024 Imabol Uribe recibió una llamada con la que cumpliría un sueño. Era el productor Constantino Frade, que le pedía dirigir la adaptación de La sospecha de Sofía, el exitoso libro escribo por Paloma Sánchez-Garnica. Uribe siempre había querido dirigir una película de espías y, por fin, a sus 74 años y con cuatro décadas de trayectoria a sus espaldas, iba a cumplir un sueño. El autor de títulos como Días contados (1994) o La fuga de Segovia (1984) regresa a la pantalla grande con una historia marcada por la tensión política de la época, el franquismo y el telón de acero, pero también por los dilemas íntimos de sus personajes.
En la película, Daniel -interpretado por Álex González– recibe una carta de su madre biológica, quien le pide que vaya a verla a París de inmediato si quiere saber más sobre la historia de su familia. Allí se encuentra con un hermano gemelo que no conocía y que pondrá patas arriba la vida que compartía con Sofía (Aura Garrido), quien sufrirá graves consecuencias. Los protagonistas comenzarán un viaje por la Europa de la Guerra Fría que les supondrá dilemas muy profundos.
Como gran parte de su carrera, La sospecha de Sofía se desarrolla con un trasfondo político, aunque aquí la narración se centra en las intrigas personales de la pareja protagonista.
La película transcurre en Alemania Oriental, Alemania Occidental, París y Madrid, pero no hemos salido de España para hacer la película. Hemos grabado 200 kilómetros a la redonda de Madrid. […] Yo viví lo del Mayo del 68, la caída del Muro, o sea, la Guerra Fría. He estado en Moscú antes de la perestroika o en Berlín Oriental. Entonces, tenía referentes de esa época. La viví en mi propia carne, tenía imágenes propias de aquella época
En una entrevista con SensaCine, Uribe habla del reto de adaptar la novela, de cómo Aura Garrido ha concentrado en su personaje toda la tensión y las sombras de la historia, o del complejo desafío actoral que Álex González afronta al interpretar a dos gemelos enfrentados.
He leído que siempre había querido hacer una película de espías, ¿es un sueño cumplido?
Sí, es un sueño cumplido. Es una película de encargo, en el buen sentido de la palabra, me llamó Constantino Frade, para ofrecerme ya un guion basado en la novela, o sea que ya estaba la cosa algo avanzada. Yo siempre he sido muy fan de las películas de espías, de la literatura del espionaje, desde siempre. Y siempre me había quedado ahí… La carta esférica de Arturo Pérez Reverte era mi película de piratas y ahora me tocaba la de espías.
Muchas de sus películas tienen un trasfondo político, social, sobre todo al principio, está muy relacionado con la realidad vasca. ¿Dirías que está en que tú siga apareciendo en las películas o ya no tanto?
Sí, depende de la temática, pero sí, de trasfondo siempre hay algo, ¿no? Aquí está la historia que va entre Mayo del 68 y la caída del Muro de Berlín, la época de la Guerra Fría… Entonces sí, hay un referendo político.
La película se sitúa en plena Guerra Fría, entre España franquista y Berlín comunista. ¿Qué desafíos le supuso recrear esos ambientes, tanto visual como narrativamente?
Era uno de los retos que ofrecía el proyecto, aunque era una época que yo viví, claro. Yo viví lo del Mayo del 68, la caída del Muro, o sea, la Guerra Fría. He estado en Moscú antes de la perestroika o en Berlín Oriental. Entonces, tenía referentes de esa época. La viví en mi propia carne, tenía imágenes propias de aquella época.
¿Ibas indicando los detalles a la hora de construir los decorados o delegabas en tu equipo?
He tenido un equipo fantástico: el director de arte, el director de fotografía, vestuario… Hemos hecho ahí un núcleo de discusión. La película transcurre en Alemania Oriental, Alemania Occidental, París y Madrid, pero no hemos salido de España para hacer la película. Hemos grabado 200 kilómetros a la redonda de Madrid.
¿Qué grado de fidelidad histórica tiene? ¿Se tuvieron que tomar licencias creativas importantes?
La verdad es que no creo que muchas. Por ejemplo, en la primera secuencia de la película, que es el muro de Berlín, cuando intentan huir, se escuchan unas voces que lo envuelven todo por megáfonos y por altavoces. Eso lo descubrimos preparando la película. Los alemanes orientales y los occidentales se despertaban con discursos en mitad de la noche. Y hemos recuperado esos discursos, grabaciones de esos discursos. En ese sentido hemos afinado bastante.

Universal Pictures
Es la adaptación de una novela muy vendida, ¿estaba involucrada la escritora, Paloma Sánchez-Garnica? ¿Qué consejos te daba?
Coincidió nuestro rodaje con que le dieron el Planeta por su última novela. Entonces le pilló toda la promoción. Intentamos vernos varias veces, pero entre mi calendario de rodaje y su calendario de promoción era complicado. Al final conseguimos vernos el día que rodamos La Puerta de Brandemburgo. Estuvimos charlando largo y tenido y muy bien. Después ha sido la primera que ha visto la película, obviamente. Yo pensé que echaría en falta cosas de la historia, porque hay subtramas que a mí me gustaron mucho pero que tuvimos que eliminar porque no cabían. Ella la vio muy emocionada y dijo que era soberbia.
Sofía es un personaje muy interesante porque está en una sospecha constante en un contexto de guerra fría, franquismo, etc… ¿qué te interesaba explorar de su personaje?
Aura Garrido ha hecho un trabajo extraordinario porque, en la adaptación, el personaje que más ha sufrido ha sido Sofía. Tenía muchas tramas de otro tipo que se han quedado en el tintero. Algunas de ellas, ya te digo, con verdadero dolor. Lo que ha conseguido Aura es destilar todo eso del personaje que no vemos, pero se ve en la película. O sea, lo ha concentrado todo en su interpretación, en la actitud. No hace falta que me cuente cosas porque las estoy viendo en su interpretación.
Álex González interpreta un papel complejo de gemelos que se suplantan. ¿Cómo fue desarrollar esa dualidad con él?
Ahí también le he dado un reto potente porque Álex hace tres personajes: Daniel, su gemelo Klaus, y Klaus haciendo de Daniel. O sea, que en realidad son tres personajes, o dos personajes y una simulación. Álex lo trabajó mucho, lo preparó muy bien. Le ofrecía todo tipo de posibilidades en rodaje y estaba la dificultad de hacer las secuencias en que están los dos gemelos hablando entre sí.
De cara al futuro, he leído que te quedaba el western, ¿ya estás pensando en ello?
No es una idea concreta, pero sí me apetece. Desde siempre he sido fan del cine clásico americano, de John Ford, Raoul Walsh. Lo que pasa es que lo veo complicado por muchos motivos, pero bueno, nunca se pierde la esperanza. Esta película fue una llamada el día de mi cumpleaños del año pasado. O sea, ¿por qué no puede suceder? Las películas tiran por los caminos más insospechados.