Kenji Tanigaki estrena una película de artes marciales sobre un comerciante cuya hija ha sido secuestrada y ahora debe rescatarla con la ayuda de un periodista

Sin medias tintas. La crónica de hoy desde Sitges va sobre una película que directamente, ha encantado a Alejandro G. Calvo. The Furious, de Kenji Tanigaki, le “ha vuelto tarumba”. Una obra maestra, no creo que vayamos a ver una película mejor que esa en Sitges.
En el top de las 150 mejores películas del siglo XX destacamos Raid, dirigida por Gareth Evans y estrenada en 2011, un largometraje que te vuela la cabeza, al igual que la secuela, Raid 2, que es igual de buena -aunque no aparezca en el top- que su predecesora. También vimos en Sitges The Night Comes For Us, de Timo Tjahjanto, otra gran cinta de artes marciales. Y ahora llega esta The Furious, que entra en el top 4 de las mejores películas del género de la historia.
Lo que cuenta la película es que hay una red que secuestra niños y se llevan a la hija de un hombre misterioso, que es mudo y, aparentemente, un experto en artes marciales. Por otro lado, hay una reportera que está investigando el caso y desaparece. El marido se une a este padre para tratar de encontrarlas. Este es el eje de la trama y, a partir de ahí, son secuencias. Al igual que Raid, tiene mucho de videojuegos porque la acción es como pasarse pantallas.
¿De dónde sale el director, Kenji Tanigaki, para presentar algo tan loco? Toda su vida ha trabajado como coordinador de peleas, director de acción en películas de artes marciales, especialista… Ha trabajado siempre desde la construcción de las peleas, dibujadas, diseñadas y coreografiadas por él. Esta película es una fiesta continua en ese sentido.
Las coreografías de las peleas -muy largas y muy divertidas- se sostienen en planos largos y sin cortes. Es ahí donde disfrutas especialmente del trabajo de los especialistas, de los luchadores que están pegándose sin parar. Es algo espectacular y me recuerda al mejor cine de artes marciales, el de los 70, como El boxeador chino.
Es una película muy excesiva, del nivel ‘te meto un puñetazo y te arranco la cabeza’, y, al mismo tiempo, tiene una cantidad de juegos de cámara que son una preciosidad. Es tan extrema que casi es abstracta. Esa gente que se está pegando, más que humanos, son superhéroes. Y además cumple con una suma que es crucial en este tipo de cine: la de utilizar las cosas que están a mano como arma. En este sentido, The Furious alberga una escena espectacular en las oficinas de la policía, con archivadores, mesas, sillas y escaleras.
Varios de los actores que han trabajado con Gareth Evans y Timo Tjahjanto aparecen en esta película, como son Yayan Ruhian y Joe Taslim, además de Miao Xie. Meten dos horas de hostias sin parar. Una de las grandezas del cine de artes marciales bien hecho -que es algo que, por ejemplo, la saga John Wick hace muy bien- es que es tan importante la coreografía del golpe como la puesta en escena del mismo.
La proyección de The Furious se ha vivido como se viven las películas en este festival, la gente aullando y aplaudiendo dentro de la sala tanto si era porque estuviese excelentemente coreografiado como por su brutalidad. Una obra maestra.