La directora regresa con nueva película, ‘Alpha’, después de convertirse en la primera mujer en ganar la Palma de Oro en solitario
Julia Ducournau se convirtió en 2021 en la primera mujer en ganar la Palma de Oro en Cannes por su trabajo en Titane, una película que, igual que hay gente que la encuentra una absoluta obra maestra, hay otra que detesta cada minuto de ella. Lo que nadie puede negar es que generó un revuelo importante y la puso en el punto de mira de muchos críticos que habían pasado por alto su primer largometraje, Crudo (2016).
Ahora regresa con su tercer filme, Alpha, el cual se está comparando inevitablemente con su anterior trabajo. Sin embargo, cuando le preguntamos en un encuentro durante el festival de Sitges si esta película le ha resultado más difícil que las predecesoras debido a su éxito comercial, la cineasta lo tiene claro: en absoluto.
Creo que es un error pensarlo así porque cuando hice mi primera película todos me decían “la primera es la más difícil”, luego con la segunda igual… espero que la gente no se pase toda la vida diciéndolo, no sé si será porque soy mujer, no sé si la gente le dice a Scorsese en cada nueva película si ha sido difícil
“Es cierto, con Titane gané la Palma de Oro, pero aún así es una película que polariza muchísimo a la gente, y creo que todo lo que hago va siempre a polarizar al público, así que no me sorprende nada, de hecho, estoy orgullosa de calar en el inconsciente del público y generar conversaciones”, continúa.
Con su nueva película, Alpha, vuelve al body-horror, una de sus inquietudes principales. La cinta trata sobre una niña de 13 años que vive sola con su madre y cuya vida cambia de un día para otro cuando regresa de una fiesta con una A grabada en el brazo con una aguja que rápidamente alerta a su madre por su relación con una grave enfermedad.
Alpha es diferente a Titane en muchos sentidos, pero, como sugiere Ducournau, cómo no serlo, si todos somos distintos con el paso del tiempo. “La última película que hice fue hace cinco años, yo era una persona distinta y el mundo era un mundo distinto. Así que creo que es normal que el trabajo mute, porque la mutación es la vida. Nosotros cada día mutamos y re-mutamos. Es un movimiento natural”, responde la francesa.
Ducournau aplica esta ley de la mutabilidad a todos los procesos de la película. Ella misma es mutable, pero también lo es la película, que va fluyendo en cada etapa. “Nunca dejas de estar escribiendo la película. Nunca dejas de dar más capas a tu historia a lo largo de todo el proceso. Realmente creo que si tu película es exactamente tu guión entonces es que algo ha ido mal. De nuevo: tiene que evolucionar, tiene que mutar”, señala.
Lo que no cambia es la exigencia que ella misma se pide. Como asegura, no necesita presión externa, “ya me presiono yo lo suficiente como para tener que pensar en el resto del mundo”. Algo que se refleja en su modo de trabajar en los rodajes. “No entro en el set si no tengo mi lista de planos conmigo”, confiesa la directora, pero se muestra abierta y flexible ante los problemas que sabe que van a surgir en el proceso de desarrollo de una película. “Tú tienes que ser súper adaptable, nunca nada ocurre de la forma que crees que debía ocurrir y, con todo, das gracias a Dios, porque en nuestro mundo las sorpresas son muy bien recibidas”, añade.