Cuando Michael J. Fox se plantaba delante del cine en ‘Regreso al futuro’ no todos se dieron cuenta de que había un guiño increíble a uno de los actores de western más importantes de los años 30: Ronald Reagan
El 30 de septiembre de 1937, en unos Estados Unidos que no parecían cansarse de ver cine, se estrenó Love is on the air, una película de misterio protagonizada por un recién llegado, un tal Ronald Reagan que pronto se abrió camino en Hollywood. De hecho, empezó a protagonizar películas de serie B sin parar: el año siguiente a su debut apareció en 10 producciones y en plena II Guerra Mundial consiguió el apoyo crítico gracias a Abismo de pasión, su mejor papel, que le convirtió en una estrella efímera. Poco imaginaba que acabaría siendo el cuadragésimo presidente de Estados Unidos unas décadas después.
Reagan al pasado
Con su carrera ya centrada en la televisión (donde estuvo hasta 1966), Reagan aún hacía papeles en el cine, sobre todo en westerns, cuando se lo pedían. Uno de ellos, en 1954, fue el de La reina de Montana, junto a Barbara Stanwyck. La película no habría pasado a la historia, puesto que es una típica obra de la época sin mucho más de donde tirar, si no fuera porque Marty McFly pudo haber ido a verla.
Exacto: en la primera Regreso al Futuro, Michael J. Fox pasaba por al lado del cine Essex en 1955 y se encontraba con la proyección de La reina de Montana, algo que le choca porque de donde él venía, en 1985, Reagan era el presidente de los Estados Unidos. Un guiño increíble que en España muy pocos supieron pillar (lógicamente).

Universal
Curiosamente, esta fue la última película que Reagan vio mientras era todavía presidente: el 14 de enero de 1989 se la puso, abandonando en Despacho Oval tan solo seis días después. De hecho, Robert Zemeckis quiso que el expresidente volviera a actuar haciendo un cameo como la estrella del western de serie B que fue en Regreso al Futuro III, pero este se negó. Y es una pena, porque habría cerrado el círculo a la perfección. Sería que no quería volver al pasado.