Se considera una de las primeras películas de suspense modernas del cine español y es el título elegido por Alejandro G. Calvo para analizar en el nuevo programa de ‘Tarde de Perros’

A finales de los años 50, cuando España vivía la censura de Franco, llegó a los cines una película que vendieron como un “cuento de hadas aleccionador” y que servía para advertir a los niños y niñas sobre el peligro de los extraños. Se trataba de El cebo, de Ladislao Vajda, que muy inteligentemente decidió ambientar la historia en Suiza y así esquivar gran parte de las opiniones que pudieran tener los censores de la época.
Se considera una de las primeras películas de suspense modernas del cine español y es el título elegido por Alejandro G. Calvo para analizar en el nuevo programa de Tarde de Perros. Junto a él, Rubén Lardín, Alberto Lechuga y Hilario J. Rodríguez repasan esta cinta que supuso un punto de inflexión para la industria cinematográfica española.
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El Cebo es una película de suspense y thriller psicológico estrenada en 1958, dirigida por el cineasta húngaro Ladislao Vajda (1906-1965). Vajda, quien comenzó su carrera en el cine austriaco y alemán como guionista y montador (colaborando con figuras como Billy Wilder y Henry Koster), se estableció en España durante la posguerra, donde dirigió varias películas de éxito, como Marcelino, pan y vino (1955). En contraste con ésta película, El Cebo representa una de sus obras más maduras y oscuras, marcando un giro hacia temas más adultos y perturbadores tras sus éxitos en el cine infantil y familiar.
Basada en la novela Das Versprechen (La promesa) del escritor suizo Friedrich Dürrenmatt, la trama se inspira en hechos reales de crímenes contra niños en la posguerra europea, reflejando el clima de paranoia y reconstrucción social en la Suiza neutral de los años 50.
La historia comienza con el descubrimiento del cadáver de una niña en un bosque suizo por un vendedor ambulante (Michel Simon), quien se convierte en el principal sospechoso. El inspector Matthäi (Heinz Rühmann), un policía a punto de retirarse, duda de su culpabilidad y decide investigar por su cuenta, usando una niña como “cebo” para atrapar al verdadero asesino. La trama se desarrolla en un pequeño cantón rural, donde la aparente tranquilidad oculta un terror latente.

Chamartín Producciones
Decía Garci que si Ladislao Vajda, en lugar de haber terminado en España, hubiera terminado en Estados Unidos habría tenido la carrera de William Dieterlee, Robert Siodmak o Fritz Lang. La película demostró al mundo que España se podía alejar del costumbrismo y hacer cine con nivel internacional, por lo que podemos verlo como un punto de inflexión. El cebo abrió una puerta al exterior cuando España estaba encerrada en sí misma y nos regaló una Caperucita roja para adultos con gran inteligencia.