Su cumplen 30 años (31) del nacimiento de Las Barbies Asesinas, la peculiar formación viguesa, que ha hecho coincidir en el tiempo un libro que cuenta su «ruidosa y acelerada historia» con El pop se autodestruirá en 4, 3, 2, 1 (Subterfuge), disco con el que tratan de reivindicar su presente.
La banda de Silvia Superestrella y billy rey nunca tuvieron ventas masivas y su impacto fue bastante limitado, aunque su debut Vestida para besar (Toxic Records) despachó nada menos que 10.000 copias, una cifra nada desdeñable para ser una formación independiente. Nacieron en la irrupción del indie, pero no pertenecían a esa escena. Eran más bien un artefacto extemporáneo que iba por libre reivindicando el punk ramoniano, las pin-ups, a figuras como rubia o el cine de serie B (o Z) en el que su cantante ya había hecho sus pinitos.
Todo ello se cuenta en este Voy a matarte esta noche: La ruidosa y acelerada historia de Killer Barbies de Luis León Luri (Equipo Applehead)una historia oral narrada por sus protagonistas y todos los personajes que orbitaron a su alrededor, sobre todo durante esa primera década de vida en la que ocurrió todo. Lejos de ser una de las mejores bandas de los 90 junto a Los Planetas y Doctor Explosión como asegura Jesús Ordovás en sus páginas, nunca gozaron de gran popularidad más allá del underground. Su sentido del espectáculo estaba más próximo a lo acampar que al nihilismo original del punk.
Su momento de mayor visibilidad fue algo efímero: el spot de Radical Fruit con «Love Killer», quizá su única canción con cierto impacto, más allá de algunas apariciones televisivas, pero nunca tocaron en grandes salas ni encabezaron festivales. Se quedaron en un fenómeno de culto entre lo auténtico y lo impostado, sí, pero con una serie de logros que ya quisieran otros.
Protagonziaron dos delirantes películas junto al mítico Jesús Franco (Barbies asesinas y Killer Barbys contra Drácula) en las que su nombre mutó (Barbies por Barbys) para no entrar en conflicto con la marca de muñecas de Mattel. Tuvieron cierta proyección internacional —especialmente en Alemania, bajo el sello Drakkar Records—, aunque no terminaron de despuntar, telonearon a Iggy Pop y tocaron en el legendario CBGB de Nueva York cuando daba sus últimos coletazos. La rotación de músicos y sobre todo la ruptura sentimental entre Silvia y Porra durante una gira en Alemania, fue minando un proyecto que desapareció del mapa en 2006 durante un largo periodo, lo que les hizo perder relevancia y caer en el olvido.
Regresaron en 2020 con ¡Viva el punk! y les pilló la pandemia. Hoy en día siguen con nosotros para reivindicar su lugar en una escena que no cambiaron, pero al menos contribuyeron a hacerla más divertida y extravagante.
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