Según cuentan los rumores, hasta John Ford recomendó a este cineasta a los productores, aunque años después Maureen O’Hara se quejaría de él

En 1960, el actor Brian Keith acababa de terminar de trabajar en la serie The Westerner -se la habían cancelado, vaya- cuando fue elegido para protagonizar el western Compañeros mortales. El estudio aún estaba dando forma al proyecto y no tenían al director fichado, así que Keith sugirió el nombre de un profesional con el que había estado trabajando en televisión y que le había llamado la atención: Sam Peckinpah.
60 años después, el nombre de Sam Peckinpah es uno de los grandes de la historia del cine, conocido principalmente por su manera explícita de mostrar la violencia. Es también una de las figuras fundamentales del western, ya que transformaría el género unos años más tarde. Pero, volviendo atrás, en el momento en que decidió trabajar en este encargo, no tenía voz ni voto en Hollywood y salió adelante con la producción como buenamente pudo. De hecho, no le dejaron meter mano en el guion ni en el montaje, lo que hizo jurar a Peckinpah que jamás volvería a trabajar si no podía aportar su visión en estos dos departamentos.
La película se estrenó con una acogida tibia y ha quedado para la historia como la cinta menos conocida del cineasta que tiempo después estrenaría la joya Grupo Salvaje (1969). Sin embargo, nunca es mal momento para recordar los inicios del cineasta. Si te apetece verla, la emiten hoy a las 18.45h en Trece. También está disponible para ver gratis en Plex.
Compañeros mortales es una historia de venganza. Cuenta la historia de un hombre que persigue a quien le arrancó la cabellera durante la guerra. Cuando da con él, mata por accidente al hijo de 9 años la anfitriona de un salón de baile. Lleno de culpa, acompañará a la mujer en un largo viaje para enterrar al niño en la tierra de su difunto padre. Como imaginarás, es un camino cargado de tensión.
Además de Brian Keith, Maureen O’Hara protagoniza la película. La actriz, conocidísimo rostro del cine ‘western’ y habitual en las películas de John Wayne y John Ford, llegó a quejarse en sus memorias de la experiencia de trabajar bajo las órdenes de Peckinpah. Aseguró que “no tenía idea de cómo dirigir una película” y que era “una de las personas más extrañas y objetables con las que había trabajado”. Claro que el productor era Charles B. Fitzsimon, hermano de O’Hara, con quien el director se llevó a matar.
Polémicas aparte, Compañeros mortales es una primera muestra de lo que después el director demostraría que era capaz de hacer. Esos personajes antagónicos obligados a aguantarse o la violencia en las vidas de los protagonistas estarían muy presentes en sus siguientes películas. Pekinpah siempre renegó de la cinta. Podemos entender por qué, ya que no es uno de sus mejores títulos, pero le sirvió para hacer un máster acelerado en dirección. Para su siguente película, Duelo en la alta sierra (1962) ya estaba mucho más preparado y hubo medios que la consideraron la mejor del año.