Hasta que los cuatro chavales no aparecieron sobre el escenario del salón de actos del Colegio Mayor Chaminadenadie terminaba de creérselo. Sonaba a broma, a rumor de pasillo, a campaña improvisada en Twitter. Pero ahí estaban: Carolina Duranteen carne, hueso y distorsión, dispuestos a dar su tercer concierto en Madrid tras la presentación de su nuevo disco. Primero fue el Movistar Arenael 28 de febrero; luego la Explanada del Rey, el 1 de mayo; y ahora esto: un epílogo íntimo, fuera del calendario, en una residencia universitaria.
Bajo su ya mítico alias de Grupo Sorpresael mismo con el que se infiltraron en la Wurlitzer hace más de un año, habían vuelto a jugar con el misterio. Un tuit enigmático (borrado minutos después), unos cuantos volantes repartidos por Ciudad Universitaria y el boca a boca fueron las únicas pistas de que algo se estaba gestando.
A las nueve en punto, frente a un público de apenas doscientas personas, ciento cincuenta residentes del colegio y unas cuarenta invitaciones, Diego Ibáñez, Martín Vallhonrat, Juan Pedrayes y Mario del Valle se subieron al escenario. Sin anuncios, sin artificios, sin telón. Solo ellos, la sorpresa y una sala que estalló nada más verlos.

La pregunta era inevitable: ¿Cómo una de las bandas más representativas de nuestra generación acaba tocando en un colegio mayor?
Para entenderlo hay que mirar al propio Chaminade. Alejado del cliché de otros centros, lleva años convirtiendo sus pasillos en un pequeño ecosistema musical. Aquí conviven ciclos de jazz, conciertos de clásica y el ya mítico Chamirock, además de los Chamiacústicos, donde tocaron antes de ser tendencia grupos como El Buen Hijo, Niña Polaca, Blanco, La Milagrosa, ellago, monteperdido, bebé de shanghai, Toldos Verdes oh Amor Líquidoentre muchísimos otros.
Pero más allá de esa tradición, este concierto fue fruto de la insistencia (y la fe) de dos estudiantes que se negaron a dejar la idea en un ¿te imaginas? …
Nicolás Pascualestudiante de Ciencias Políticas y rapero bajo el alias N de Nicotrabajó este verano en el festival Muwi de La Rioja, donde Carolina Durante eran cabezas de cartel. Allí, entre cables y backstage, soltó sin rodeos que «Colores» se había convertido en un himno del Chaminade. Y lanzó la invitación: «¿Por qué no venís a tocar al colegio?”. Pablo, su compañero de Periodismo, lo vio claro desde el principio: una idea cojonuda.
Entre los dos, la convirtieron en realidad. Nico nos lo cuenta sin épica, con la naturalidad de quien recuerda una cadena de casualidades:
‘Estuve sirviéndoles en el camerino y al terminar su concierto me acerqué a Diego y le dije: oye, soy del Chami. Me dijo que habían estado alguna vez y le solté que me haría una ilusión gigante que viniesen. Me presentó a Luis, su manager, y este me dio su número. Estuve toda la semana escribiéndole, llamando, hasta que un día estaba en el comedor del colegio y me contactó. A partir de ahí fue negociar, convencer al colegio, que al principio no lo veía nada claro, y cuadrar fechas. Un mes de locura. Pero salió’.
Y vaya si salió.
Lo que sonó a épica entre dos amigos acabó siendo una realidad: un mes y medio después, el grupo estaba ahí. Y lo que ocurrió esa noche fue, probablemente, uno de los conciertos más insólitos, y a la vez más fieles al espíritu del grupo, que recuerde de Carolina Durante. Lo primero que sorprendía era el sonido. Impecable. Llevaban su propio equipo y técnicos, como si aquello fuera una parada más de su gira. Pero lo que realmente importaba era la energía. Ni el grupo ni el público se tomaron la cita como una anécdota: fue un concierto en toda regla, superior a los sesenta minutos y con la misma intensidad que cuando han dado conciertos en sala. Cuando Diego explicó por qué estaban allí, su respuesta fue desarmante: ‘Porque sí’. Sin pose ni discurso. Porque les apetecía.

En tiempos donde cada gesto artístico parece medido y cada aparición se convierte en liturgia, desde las reuniones de viejos grupos de pop hasta los altares improvisados en Callao, lo de Carolina Durante fue justo lo contrario: una banda que decide aparecer donde nadie lo espera y tocar como si nada. Cuando acabaron, algunos de sus miembros se quedaron en la cafetería a ver el partido de su equipo. Ninguna épica. Ninguna distancia. Solo normalidad.
El repertorio giró principalmente en torno a Elige Tu Propia Aventurasu último álbum. «Joderse la vida», «Misil», «Tempo II», «Tomé café» o «Verde césped», fueron alguno de los primeros temas de la noche. Aun así, a lo largo del espectáculo cayeron casi todas las canciones nuevas; Hamburguesas”, «Elige tu propia aventura», «Normal» y «Probablemente tengas razón».
También hubo tiempo para sus colaboraciones más conocidas: «Pensaba que te había tocado Dios» sin Barry B. y el ya inmortal «Ahora sí que sí» de marcelo criminal en el que colaboran con el fin. En esta última, varias residentes del colegio subieron al escenario; una de ellas se sentó en la batería de Juan y tocó con una naturalidad que borró cualquier frontera entre público y banda.

También hubo espacio para el pasado. Cuando sonó «En verano» (2017), con su verso Deseo estar siempre en este momentola frase pareció cobrar un nuevo sentido. El cierre, con «Niña de hielo», «El parque de las balas» y «Cementerio», fue un estallido colectivo. Y aunque el setlist estuvo lleno de himnos, «Colores» fue el que lo cambió todo. Nico no mentía, era toda una institución en el colegio. Antes de tocarla, Diego avisó: ‘Esperemos que nos salga bien, hace mucho que no la tocamos’. Cuando arrancó, el salón se vino abajo. Seguramente, junto a «Las canciones de Juanita», fue la más coreada.
Quizá ahí esté la clave de Carolina Durante. Han crecido, llenan recintos, pero siguen conservando algo esencial: esa capacidad de hacer que todo parezca cercano, improvisado, posible. Tocan porque quieren, donde quieren y para quien esté. En un tiempo donde la música se planifica hasta la saciedad, ellos siguen recordando que todo empezó así: un grupo de amigos, un escenario pequeño, una canción que une a desconocidos. Y esa es, probablemente, la razón por la que seguimos creyéndonos cada palabra.
