Nadie quería rodar esta película pero ahora es una joya y fue pionera en muchos puntos, como el de colocar a una mujer heroína en el eje de la acción

¿Podríamos considerar El silencio de los corderos una película de terror? Sí, pero también un ‘thriller’ psicológico de alto nivel y un drama policíaco. Esta película, que nadie quería producir, funciona a tantos niveles que resultaría un error clasificarla en un único género, pero lo que sí es cierto es que alberga algunas de las escenas más perturbadoras del cine de los 90.
Fue la película que catapultó a Anthony Hopkins a la categoría de leyenda del cine en su papel como Hannibal Lecter -con tan solo 16 minutos de pantalla, que se dice pronto- y también fue pionera en colocar a una mujer como protagonista y heroína de la historia. Por otro lado, fue el centro de una gran polémica por su representación de las personas trans, por la que recibió duras críticas y hasta manifestaciones en la puerta de la gala de los Oscar.
Sea como sea, es una impresionante pieza audiovisual en la que merece la pena detenerse, que es justo lo que hace Alessya Makarov en esta nueva pieza de No es como las demás.
El escritor Thomas Harris creó a Hannibal Lecter como un personaje-resumen de todas las obsesiones que había en Estados Unidos en los 60 hacia los asesinos en serie. En 1981 publicó la primera novela de la saga Lecter, Red Dragon, que fue adaptada al cine en 1986 bajo el título de Manhunter. Brian Cox tiene el honor de haber sido el primer actor en interpretar a este mítico personaje, pero su enfoque hacia su interpretación fue bastante distinto al de Hopkins. Brian se inspiró en Peter Manuel, un asesino en serie escocés, para interpretar a Hannibal, le dio un toque más metropolita y hasta cercano, lo cual no quita que también consiguió hacerlo espeluznante. A día de hoy se considera un clásico de culto, pero la crítica de la película en general fue muy tibia y la taquilla ni siquiera alcanzó a cubrir los costos de producción, por lo que en su momento pasó bastante desapercibida.
A pesar del fracaso, el interés por las novelas de Harris -y los serial killers- continuó existiendo y el autor publicó El silencio de los corderos en 1988. Enseguida llamó la atención. El guionista Ted Tally, quien acabaría escribiendo el libreto de El silencio de los corderos, leyó la novela antes de su publicación porque conocía al autor y decidió empezar a escribir una adaptación por su propia cuenta. Al mismo tiempo, Orion Pictures se interesó en la producción. Curiosamente, Dino De Laurentiis, dueño de los derechos, se los cedió de manera completamente gratuita tras el fracaso de la anterior entrega.
El proyecto que nadie quería hacer
Jonathan Demme entró a formar parte del proyecto. El director quedó entusiasmado con el libreto y aportó muchas ideas propias. Cada departamento se esforzó en aportar su grano de arena: el departamento de arte que se inspiró en la obra de Francis Bacon para las imágenes más estremecedoras y oscuras, probaron varias máscaras para Lecter para darle el aspecto más terrorífico, crearon desde cero la mítica celda en la que hablan Clarice y Lecter…
Una de sus decisiones más acertadas fue la de elegir a Anthony Hopkins para el papel del villano. Después de verle interpretar a un bondadoso doctor en El hombre elefante de David Lynch, se preguntó si podría convertir a ese buen doctor, en uno terriblemente malo, sin perder sus formas. Porque la idea de Demme de Hannibal es que tenía que parecer un buen hombre, pero atrapado en la mente de un completo demente. Hopkins cuando recibió el guión lo primero que pensó es que si se trataba de una película para niños, debido a su título, pero cuando llevaba tan solo 10 páginas de guión, sabía que era una de las mejores cosas que había leído y se apuntó de lleno al proyecto. La que estuvo a bordo desde el principio fue Jodie Foster, que quedó encantado con el personaje de Clarice desde que leyó el libro.
Y menos mal que Hopkins y Foster resultaron perfectos para el papel, porque en el proceso de casting se dieron cuenta de que pocos estaban dispuestos a actuar en esta película. Demme había pensado en Michelle Pfeiffer para el papel de Clarice, porque había trabajado con ella justo en su película anterior, Casada con todos, pero la actriz rechazó el papel, otra vez, por la violencia que había en la historia. Y su primera opción para Lecter fue Sean Connery, que también rechazó el papel por la misma razón.
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