Felices lunes siempre parten con la vitola del culto. No es que la mitología que recae sobre ellos sea injusta, ni mucho menos, solo que, a veces, marca las expectativas de quien va a disfrutar, de quien va a ver a su grupo favorito o de —como espetaba Sick Boy a Mark Renton en la secuela de Trainspotting— quienes son turistas en su propia juventud.
La noche de los mancunianos en La Riviera respondió a todos ellos. También el hecho de contar con gran parte de la formación original es de notar, después de todo lo que ha pasado por esas cabezas desde inicios de los ochenta. Entre ese dato y partiendo de que el reproche de la excelencia no se puede aplicar a una formación que ofrece otro tipo de experiencia más allá de lo musical, los de Shaun Ryder (sotavento nuestra entrevista estafa Felices lunes) (o los de Sindepende de dónde recaiga el mito) desplegaron sus encantos de menos a más en un escenario de color y nostalgia.
“Kinky Afro” parecía gastar una de sus mejores balas nada más comenzar el concierto. Su ejecución, quizá todavía algo en frío, fue arropada por su aura icónica, y serviría para que la banda tomase el pulso necesario para afrontar su noche. Firouzehla vocalista que desde hace las veces de la insustituible Royettaponía de su parte para sumar fuerzas vocales. No reaparecería hasta “Denis and Lois”, una vez transitadas “God’s Cop” y “Donovan”, encargándose Sin de ser ese maestro de ceremonias que se requiere para cierta animación en pleno calentamiento.
Si alguno parecía también sentirse turista en su pasado, ese era Shaun Ryderquien miraba la lista de canciones pegada al suelo con cinta fosforita y enmarcaba cada tema en una época y sus recuerdos. Día de la marca iba cobrando más protagonismo, afinando su guitarra para dotar de ese cuerpo necesario a unas “Performance” o “Loose Fit” que ya atisbaban que la formación al completo iba a explotar en la segunda mitad de concierto.
Los teclados de Y amplio servían de alfombra para pisar con un sonido definido y definitorio, al que se sumaba la contundencia de las líneas de bajo y que marcaban con “Rave On” y “Mad Cyril” el camino a seguir. Shaun Ryder seguía en su línea, casi como apuntador también en sus labores al frente de cada tema, trazando esa característica manera de entender la música.
Salvando la caída rítmica de “Bobs Yer Uncle”, todo tomaba forma para una traca final en la que, ya calientes, sabían de ir a por todas. La magnificencia de “Hallelujah” se tornó en nexo de comunión con el público. Sabedores los congregados de que no tardaría mucho en aparecer esa “24 Hours Party People”, esta conformó la celebración de una banda esencial en esa historia mancuniana de la música.
La cita alcanzaría su cénit con la celebradísima “Step On”, banda sonora de la festividad de un Sin que intercambió maracas por prendas y sombreros y de la alineación de la banda por el bien ulterior de lo festivo. “Wrote for Luck”, con la reivindicación de esas líneas acompasadas de teclado, bajo y la batería de Gaz, fue un broche a una reunión con la nostalgia, sí, pero también con una historia contada siempre desde el epicentro necesario de la fiesta.
Fotos Felices lunes: François-Xavier Thomas