En lo que ya entonces fue una clara muestra de ego, el actor decidió hacer como que no existía
Ganador del Oscar en 2014 por su papel en la película Dallas Byers Club, Jared Leto fue, durante los años 90 y primeros 2000, un ídolo adolescente. Reconocido por su talento y por su entrega a cada uno de sus proyectos como “actor de método”, pero también por su faceta musical a través de la banda de música que formó con su hermano en los años 90 y de la que es cantante, músico y compositor, Leto ha sido objeto de grandes elogios a lo largo de su carrera, aunque forjándose al mismo tiempo una imagen de no ser una persona con un carácter fácil, ni siquiera en el entorno laboral.
Además, el pasado mes de junio se publicaron unas graves acusaciones contra el actor, cuando el medio Air Mail publicó un artículo recopilando varias entrevistas y testimonios de nueve mujeres que aseguran que el actor y cantante se comportó con ellas de manera inapropiada, incluso con menores de edad. [Lleva] “Más de 15 años siendo el depredador con kilt más persistente de Hollywood”, sostenía una de ellas que ya en 2012 había publicado en Facebook un desagradable encuentro con el actor. Leer sus testimonios es bastante desagradable.
A finales de los años 90, Jared Leto estaba, sin embargo, muy lejos de la imagen que proyecta a día de hoy. A mediados de década había obtenido notoriedad por su papel en la exitosa serie adolescente estadounidense Es mi vida y había comenzado a obtener papeles interesantes en la gran pantalla, como Prefontaine, que le habían brindado una buena proyección. Sin embargo, antes de vivir su mejor momento de la mano de El club de la lucha, Inocencia interrumpida, American Pyscho, y, por supuestísimo, Requiem por un sueño, en 1998 protagonizó una película ‘slasher’ de la que no se sentiría nada orgulloso.
Esa película se llamaba Leyenda urbana y giraba en torno a un grupo de estudiantes universitarios que se habían convertido en el target de un peligroso asesino en serie que mataba imitando conocidas leyendas urbanas. Un slasher oportunista que trató de imitar los éxitos de Scream y Sé lo que hicisteis el último verano que fue bastante bien en taquilla, pero fue un fracaso a ojos de la crítica.
No obstante, en lo que ya entonces fue un claro ejemplo del ego de Jared Leto, el actor decidió hacer como que nunca había protagonizado aquella película.
Leyenda urbana se estrenó en 1998 y tan solo cuatro años más tarde Jared Leto la había borrado de su memoria. Al menos eso es lo que quiso hacer creer al periodista de IGN que le entrevistó en 2002, tal y como recogen en la revista FarOut. “¿Qué es eso?”, contestó cuando le preguntaron por la película.
¿De qué estás hablando? Ni siquiera me acuerdo
De nada sirvió que el periodista le refrescase la memoria recordándole su papel: “Ni siquiera sé de qué estás hablando, tío. Qué raro. Nunca había oído hablar de esa película”. “Parece que has borrado una pequeña nota histórica en tu floreciente carrera cinematográfica”, le contestó el entrevistador al darse cuenta de lo que estaba haciendo el actor. “Debí de tener un desmayo”, respondió Leto.
No obstante, por mucho que no quiera recordarla, Leyenda urbana no solo existe, sino que dio lugar a dos secuelas -una que no llego a pasar por cines- e incluso llegó a anunciarse un reboot que no llegaría a producirse a consecuencia de la crisis del Covid-19.