“Agradecidas de haber sido invitadas a ser parte de esta obra maestra”, han dicho las activistas sobre su participación en el filme protagonizado por Leonardo DiCaprio
Una batalla tras otra no está inspirada en una historia real, pero hay cosas en ella que se asemejan mucho a la nuestro mundo. Los grupos supremacistas blancos y la persecución de la inmigración te sonarán demasiado, pero hay un grupo de personajes que aparecen en el filme que sí son muy reales: las monjas que cultivan marihuana.
Basada libremente en el libro Vineland de Thomas Pynchon, Una batalla tras otra sigue a Bob Ferguson, un exrevolucionario en horas bajas que debe volver a la lucha cuando su hija Willa desaparece. En un momento del filme, Willa es conducida a un lugar seguro por Deandra, una aliada que la lleva a un convento muy peculiar: hay monjas, pero no son las típicas monjas. Ellas se dedican al cultivo de cannabis.
Las Hermanas del Valle es un grupo internacional de activistas que cultiva, procesa -hacen aceites, tinturas y ungüentos de CBD- y fuma marihuana. Aunque no están vinculadas con ninguna orden religiosa, visten con hábito y siguen el ciclo lunar a la ahora de cultivar la planta.
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La organización se fundó en 2014 en Estados Unidos y ahora son un negocio millonario. Se dedican a promover los poderes curativos del cannabis aprovechando la legislación de Norteamérica, que permite el uso recreativo de la marihuana en algunos estados. Las Hermanas del Valle, que inspiraron a Anderson, están afincadas en Merced, California, pero hay también grupos en México y Nueva York.
“Una película que define nuestro tiempo”
Las Hermanas del Valle, que aparecen en la película, han compartido imágenes del rodaje en su cuenta de Instagram. “Un gran honor y agradecidas de haber sido invitadas a formar parte de esta obra maestra, una película que define nuestro tiempo. Una obra que resonará hoy y en las próximas décadas. No podríamos estar más orgullosas de su mensaje, su legado y todo lo que representa”, dicen en una de las publicaciones.
Florencia Martin, la diseñadora de producción de Una batalla tras otra, ha contado en Variety que el colectivo fue de mucha ayuda cuando Anderson y su equipo construyeron el hogar de The Sisters of the Brave Beaver, el nombre que recibe el grupo de monjas en el filme. “No se ve realmente, pero tenían una gran sección de cultivo de marihuana en el convento”, ha contado Martin.
Las Hermanas del Valle dieron una idea de cómo podría ser y funcionar una comunidad como la suya. No se trataba tanto de un santuario de clausura, sino una cooperativa autosuficiente y contracultural. Las escenas se rodaron en La Misión La Purísima Concepción, un complejo de una misión católica española que todavía se mantiene en pie y que se encuentra en Lompoc, California.