Steven Seagal lleva 20 años sin estrenar una película relevante, pero rechazó ‘Los mercenarios’ porque “no le gustaban los actores”
En los años 90, Steven Seagal saltó a la fama como uno de los grandes héroes de acción. Gran parte del mérito es de una película, Alerta máxima, que hizo una taquilla más que rentable y hasta fue nominada a los Oscar a Mejor sonido y Mejores efectos sonoros. En esa época el género estaba en su punto más alto y bastaba tener un físico más o menos imponente para escalar posiciones y convertirse en una figura clave.
Así es como Seagal se ganó su propio territorio en la industria del cine. Como experto en artes marciales, rápidamente se convirtió en esa estrella capaz de acabar con sus adversarios sin poner ni una sola mueca en el rostro. Fue una estrella durante unos años, pero después llegaron las vacas flacas y a Seagal le costaba cada vez más encontrar un papel a medida. Así fue como acabó en Al filo de la muerte, una cinta de acción dirigida por Don Michael Paul que supuso su final en Hollywood.
“Después de haber trabajado con él una vez, no lo volvería a hacer bajo ninguna circunstancia”
En la cinta, Seagal interpreta a un ladrón de coches, Sascha Petrosevitch, que termina encontrándose con el jefe criminal Sonny Eckvall, involucrado en la muerte de la esposa de Sascha. El FBI les tiende una emboscada y el protagonista termina herido, pero logra sobrevivir. Ocho meses después, ya en prisión, se enfrenta a una condena a muerte. Una noche, un comando terrorista llega a la cárcel y toma el control.
La película, producida por Columbia, fue un fracaso económico y la crítica señaló que no valía la pena mucho más allá de que cumplía su función como entretenimiento de acción y punto. “Es como una alarma que suena sin que haya nadie en la habitación. Cumple su función y se detiene, sin que a nadie le importe. Sigue la mecánica de un thriller de acción, pero hay una monotonía en el centro, la sensación de que a nadie conectado le gustaba lo que hacían”, escribió Roger Ebert en su día.
Seagal, a quien ya todo Hollywood conocía por su mala reputación, se quedó sin opciones para seguir prosperando en su carrera. De hecho, el director de Al filo de la muerte aseguró que colaborar de nuevo con el actor era la última de sus prioridades. “Simplemente no es muy bueno con la gente y no se presenta a trabajar. Así que la mayor parte del tiempo rodaba con dobles de acción y de cuerpo. Disculpen si les decepciona, pero no es buena persona. Después de haber trabajado con él una vez, no lo volvería a hacer bajo ninguna circunstancia“, confesó.
Sin un gran talento actoral y con pocos amigos en la industria, Steven Seagal se ha pasado los siguientes 20 años de su carrera en producciones de bajo presupuesto y poca presencia en salas. La única destable es Machete, de Robert Rodriguez. Ni siquiera quiso participar en la franquicia Los mercenarios porque aseguró que no le gustaban “las personas involucradas”.