El sábado 18 de octubre la Sala El Sol se convirtió por un día en “la casa del pop” con los conciertos de Amor Butano y Papá Topo; ambas bandas del mítico sello de pop Elefant Records. Los primeros abrían la noche, y los últimos se encontraban presentando su último trabajo, Presto y con toda la fuerza (2025), que supone tanto el regreso como una nueva etapa para el cuarteto —esa noche trío—, debido a la ausencia temporal de la batería Julialo que además les ha llevado a conseguir un nuevo sonido al tener que adaptar todas las canciones con bases.
Para comenzar con este homenaje al pop nacional — teniendo muy presente la marca Elefant, apoyada por una playlist de fondo con canciones del sello — no podría haber mejor banda que Amor Butano. Un descubrimiento para muchos, un reencuentro para otros. Teclados y bases bailongas con melodías un tanto oscuras de cierto toque post-punk es lo que caracteriza al trío formado por las valencianas Sara, Raquel y Diego.
Mezclaron tanto singles como canciones de su último EP Te Noto Cambiada (2024) y su único álbum Ultravioletade 2022. Poco a poco se fue llenando la sala, al ritmo de canciones clásicas de la banda como «Entropía» o «CDO» —homenaje en siglas a Cangas de Onís—. Con las más recientes «Apocalipsis», «Mágica» o «Virgen De Las Desamparadas» el público se vino arriba por igual.
Como suele pasar en muchos conciertos, un cover desató la locura absoluta en la sala. Y no era uno cualquiera, sino su versión de la icónica «Loba» de shakiraque todo el mundo coreó al ritmo de unos teclados más que reconocibles. Un subidón que transicionó posteriormente a un tema sobre la depresión, «Olimpiadas», que termina en una explosión pop. Se despidieron con «Alicia». Quienes no supieran la letra, la aprendieron en el momento y cantaron a todo pulmón: “me estoy ahogando en mis tristes ideas”.
Pocos minutos después, Papá Topo se enfrentaban al concierto más importante de su trayectoria. Y eso que hablamos de un grupo con más de dos décadas de experiencia, aunque siempre se les haya visto como un grupo pequeñito. Se formaron cuando el mallorquín Adrián Arbona decidió subir su música a una red social, para posteriormente ganar presencia con la ex-miembro Paulita Demaiz — clave en el primer EP de la banda —; y finalmente solidificarse junto a sonia, Óscar y Julia. En su discografía encontramos dos discos: uno de 2016, Ópalo Negro; y otro de este mismo año, Presto y con Toda la Fuerza. Casi diez años separan un trabajo de otro, y los cambios son más que visibles, con una evolución en todos los sentidos.
Para este concierto, el ahora mismo trío contó con un miembro más, Dania la flauta travesera. Se articuló como una especie de obra de teatro, una ópera grandiosa. Sublime, especial, e impactante; pero a su vez, una fiesta del buen rollo, la diversión y el pop, con ese toque de celebración LGTB que también caracteriza a la banda.
En absoluto exageramos al comparar este concierto en El Sol con una ópera. Y es que la destreza musical del trío quedó especialmente visible en los primeros temas, donde casi estábamos asistiendo a un concierto de orquesta. sonia se fundió con el contrabajo, Óscar agarró una guitarra española y al teclado de Adrián se le sumaba esa flauta travesera adicional. Lo hicieron para las dos primeras canciones del set, «Me voy a desenamorar de ti» y «Como el mar», ambos del nuevo disco; que resultaron en versiones mucho más íntimas y absolutamente preciosas.
Tras un par de temas más, el teclado se retiró del escenario y Adrián fronteó por el resto del concierto. Recogiendo el reto de la forma más sublime, la primera canción con esta composición escénica fue «Crist de la sang», en mallorquín y absolutamente solemne sobre el escenario. Pero aunque nos sorprendan y nos encanten los momentos solemnes, habíamos venido a bailar. Y claro que lo hicimos, de la mano de las canciones más animadas de la banda: «Emasculación, la solución» o «Meteoritos en Hawaii», entre otras.
Con algunos temas bailamos especialmente, pues en muchos la banda prepara toda una coreografía desde el escenario, que el público imita y disfruta. Es el caso de «Sirenear» u «Ópalo Negro», en la cual el público siguió gritando el estribillo tras finalizar la letra de la canción hasta que terminase de sonar la música. Otra canción coreografiada es «Tengo estigmas en las manos (Señor)», versión de su propio tema «Tengo sangre en los zapatos (Mi amor)» adaptada al “pop cristiano” para la serie La Mesías (2023). Además, durante esta última se subieron a bailar Amor Butano.
Por supuesto, se incluyeron otras favoritas de este último disco, como «Ven a mis brazos» o «RIcercare», que se anidó con «Zarabanda». Y sí: también sonó «Lo que me gusta del verano es poder tomar helado», que empezó con un solo de flauta travesera con la reconocible melodía del estribillo. Himnos del pop.
”Sublime” sería la palabra ideal para describir el momento en el que tocaron «Nunca digo no», recogida en este último álbum. Una canción atrevida, en la que una base animada con toques tanto techno como punk nos engaña mientras se narran historias asociadas a los abusos sexuales. Para este tema, Adrià se retiró del escenario, y un solo de flauta travesera con la melodía principal inició el ambiente. Posteriormente, Sonia y Óscar se unirían con un bajo y una guitarra española que generarían el instrumental más bonito de la historia; a la vez que el más triste para quienes conocíamos el significado de la canción. La tocaron casi entera de este modo, y cuando Adrià volvió al escenario, para nada esperábamos escuchar el tema entero una vez más, esta vez con la distorsión y las bases al máximo, sumadas a una introducción llena de ruido de lo más grunge. En seguida, el público estaba gritando con rabia «Nunca digo no».
Y después de esto, tocaba seguir bailando. Me atrevo a decir que Papá Topo es de los pocos grupos que han conseguido que en un concierto pase de la miseria absoluta con una canción triste a estar bailando al ritmo de «Dinero Rosa». Pero ojo, aunque no trate un tema tan triste, esta también es una canción de protesta contra el pinkwashing y la estigmatización del colectivo LGTB desde dentro.
A pesar de los altibajos y cambios de tono, la ironía de Papá Topo quedaba siempre presente, y al final el público hacía lo que ellos querían: bailar. Lo hicieron al ritmo del que probablemente sea su tema más famoso «Por España», colaboración con Samantha Hudson que salió a raíz de una película de Marc Ferrer — igual que «Telenovela», junto a La Prohibidaque también sonó. Seguida, escuchamos «La chica vampira», en la que sonia toma el testigo de las líneas de Paulita, interpretando la canción de la manera más divertida posible a dúo con Adrià. Dúo o colaboración con el público, pues todos se la sabían prácticamente entera. Se echaban en falta muchas canciones, pero en algún momento había que poner punto y final. Y «La chica vampira» parecía el tema ideal para cerrar.
Pero nosotros queríamos un último baile. Todavía quedaba tiempo, así que nos regalaron una gran sorpresa: «La llamada», canción original con la voz de Zaida Carmona que da comienzo a una película protagonizada por la banda: La maldita primavera (2016). Adrià y Sonia la versionaron mientras Óscar tocaba la guitarra.
Igual que en «La llamada» se espera que un teléfono suene, nosotros también esperábamos una última canción. Incluso una vez terminado el concierto, mientras se evacuaba la sala, escuchábamos a gente corear “¡otra! ¡otra!”… Pero para entonces, nos encontrábamos ya en el puesto de merch echando un ojo y probando una ensaimada que trajo personalmente Adrià, hecha por su madre, como regalo para los asistentes.
Aquella noche en El Sol Papá Topo defendieron en directo el que probablemente sea uno de los discos de pop más sorprendentes de nuestra década, un disco en el que el grupo no sólo se reinventa sino que reinventa el pop en sí mismo. Un directo sublime, divertidísimo y acogedor. Cumbre del pop y el buenrollismo, donde todo el público es feliz por al menos unos minutos. Unas canciones impresionantes tanto en estudio como en directo, que se convierte en un baile infinito tras el cual sólo podemos pensar una cosa: ¡que viva el pop!
Fotos Papá Topo + Amor Butano: Amanda D. Marcos