A pesar del revuelo causado por sus afinidades políticas, su posición está más segura que otros

No es frecuente que un anuncio de vaqueros termine causando un debate del Estado de la nación, pero es casi esperable que eso pase en un lugar como Estados Unidos. Uno de los países donde la guerra cultural es más candente que nunca, principalmente por acción de Donald Trump y su dominio sobre el partido Republicano, ha terminado elaborando toda una discusión en torno a Sydney Sweeney y su último anuncio.
La actriz hace publicidad de casi todo tipo, incluyendo un jabón hecho con agua con la que se ha bañado), ya que en el pasado aseguró que sólo de ser actriz no le daba para tener estabilidad y además pagar a todo un equipo a su disposición. De ahí que aceptase ser la imagen de American Eagle, que sacó unos anuncios explotando su físico e intentando hacer un ambiguo juego de palabras que conectase el tejido vaquero con la buena genética (en inglés los vaqueros se dicen “jeans”, que se pronuncia de una manera muy similar a “genes”).
Pasada de frenada
Intentando ser ambiguos y juguetones, la campaña acabó pasándose de frenada permitiendo que muchos lean el anuncio como una validación de la eugenesia, donde se hace una selección de “los genes correctos” para alcanzar los mejores especímenes para la raza humana. Ciertos gobiernos totalitarios ya hacía en el pasado promoción de “La imagen ideal” del ciudadano en base a rasgos genéticos marcados, sirviendo de excusa para la limpieza étnica.
Fuese intencionado o no por parte de la marca o de la actriz, al final todo se ha personalizado en esta última y se ha indagado en sus conexiones e inclinación con el partido Republicano. En las últimas elecciones, Sweeney se registró como votante por el partido de derechas, y ya en el pasado fue polémica una foto de cumpleaños familiar donde muchos llevaban indumentarias y gorras con eslóganes de Trump.
No es de extrañar que esta polémica haya despertado la atención del presidente y haya puesto en activo a sus miembros de gobierno para que hablasen en favor de Sweeney, y que criticasen los intentos de “cancelar” por parte de la “dictadura woke”. Resulta absurdo creer que toda esta conversación en Internet suponga el fin de la carrera de la actriz, o que sus afiliaciones políticas vayan a ser un problema cuando el propio Trump ha puesto a actores de su cuerda como Sylvester Stallone o Mel Gibson para que supervisen y tengan influencia dentro de Hollywood.
No deja tampoco de ser un caso clamoroso de doble rasero por parte de un partido conservador que intenta hacerse la víctima, pero acaba aplicando medicina más fuerte con aquello que no le conviene. En 2023 un anuncio de cerveza fue motivo de ira para republicanos e influencers de derechas por el mero hecho de estar protagonizado por la activista transgénero Dylan Mulvaney, diciendo algo tan inocuo como “las personas trans también beben cerveza”.
La influencer recibió críticas feroces e incluso amenazas contra su persona, mientras que se montó una campaña de boicot contra Bud Light. La empresa cervecera se distanció de todo, dejando en la estacada a Mulvaney, pero sus ventas bajaron notablemente por las reacciones furibundas. Mientras tanto, American Eagle ha subido su valoración en bolsa y Sweeney sigue siendo una de las estrellas del momento hasta que se demuestre lo contrario.
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